Del 11M al Manifiesto. Movilización en red

Hay un libro de Víctor Sampedro, profesor universitario, que relata muy bien lo sucedido tras los atentados de Madrid. Alguien mandó un mensaje. A partir de ahí, los móviles actuaron y los mensajes se extendieron como prende una mecha. Incontrolable. Todo se descontroló y las concentraciones se sucedieron y las convocatorias fueron espontáneas. ¿Quién ha sido?, preguntábamos entonces. Prefiero no seguir. El recuerdo de aquel día hace que sea siempre delicado referirnos al 11M. Pero creo que viene al caso recordar todo lo que supuso la movilización ulterior al atentado. Sobre todo por las furibundas críticas que a posteriori esgrimía el Partido Popular, poco menos que acusando al PSOE de ser el institigador y movilizador de todas las concentraciones que se produjeron. El móvil fue la herramienta. Matar al mensajero la huidiza y lamentable punta de lanza de defensa política.

Cerca de seis años después, veo paralelismos en lo que ha sucedido en estos días con el Manifiesto y la disposición adicional que recoge el anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible. El móvil ya no fue el medio. Facebook y sobre todo Twitter radiaron en directo la reunión y en cascada, con una incidencia brutal y con unas actualizaciones de vértigo. El partido político que sustenta al gobierno es difernte, por todos es sábido, que en 2004. Ayer, por tanto, fue una buena oportunidad para ver la moral y la coherencia de unos y otros. El presidente del gobierno rectificó por la tarde. Ni una sola palabra de reproche a la oposición criticando que estuviera detrás. La oposición sacando rédito y cambiando de opinión. Inaudito. Tras defender la directiva que defendió en el Parlamento Europeo.

En fin. Una reflexión que me ha sobrevenido. Por situar otro elemento de opinión en esta polémica del #manifiesto