Cáceres Creativa
Se quejan algunos sobre la poca credibilidad que, a su juicio, tiene el proyecto Cáceres Creativa. Lo hacen pese a haber estado en su presentación, en un acto que congregó a todos los sectores de la ciudad y que emanó de un trabajo conjunto, previo y solvente, no ya de la administración local, sino de quince empresas implantadas en nuestra ciudad y que están reunidas en la Fundación Cáceres Capital.
Me atrevo a decir, y no me equivoco mucho, que el proyecto Cáceres Creativa ha concitado desde el inicio mayor consenso ciudadano que el que en su momento generó el extinto Cáceres 2016. Más de 600 personas participaron en su inicio de un proyecto de estas características. La iniciativa privada ha creído en el proyecto porque a su entender hay que posibilitar un cambio de mentalidad en nuestra ciudad a la hora de generar riqueza, aprovechando nuestras potencialidades. Este proyecto no quiere dejar a nadie fuera. Otra cuestión es que haya quien quiera quedarse fuera del proyecto.
Los que se oponen por oponerse, confrontan este modelo moderno y de futuro con otro modelo radicalmente diferente, antiguo y obsoleto, para nada necesario en una ciudad como Cáceres.
La crítica a Cáceres Creativa podría hacerse de otras formas, pero no solicitando que se cambie este proyecto por un Consorcio de la Ciudad Monumental. Porque quien hace esto no piensa en una ciudad de futuro, no cree en el avance de Cáceres, no comprende que el cambio debe partir de la corresponsabilidad de todos y no solo de la contemplación y de la conservación de nuestra ciudad antigua.
La ciudad antigua de Cáceres no es nada por sí misma más que la identidad que tiene. Pero la ciudad antigua de Cáceres necesita de polos de desarrollo empresarial que permitan, por ejemplo, que la iniciativa privada entre en la construcción del futuro de la ciudad.
No debe entenderse el futuro de Cáceres sin vincularlo con la riqueza que va a generar el Edificio Embarcadero; no debe pensarse en el progreso de nuestra ciudad sin el desarrollo de la Ribera del Marco; es difícil pensar en el Cáceres del futuro sin soñar con el nuevo edificio para el Helga de Alvear; cuesta creer en nuestra gente si lo hacemos olvidando el Centro de Cirugía de Mínima Invasión o la Universidad. Ninguna de estas infraestructuras, que atraen mucha gente y que son tan necesarias, está intramuros. Pero todas ellas son esenciales para que nuestra ciudad antigua siga mejorando día a día, para que esa palabra, sinergia, que aparentemente se pronuncia sin saber su significado, tenga el efecto multiplicador que se espera de ella.
Así pues, Cáceres, creativa, y sin dudarlo. Porque las piedras ofrecen elegancia, mansedumbre, prestigian la ciudad, pero por sí mismas son jarrones chinos. Rememos todos juntos. Aprovechemos el empuje privado. Dejémonos de lo de siempre. Vayamos a lo de mañana, que es también lo de hoy. Atrevámonos.