viernes, 14 de mayo de 2010

Aprender de la crisis: hacia una renovación de la función pública

No voy a entrar a valorar las medidas anunciadas por Zapatero porque creo que debe continuar su trámite y las reuniones que se están manteniendo deben servir para terminar de definirlas. Ahora bien, creo que la crisis debe servir para modificar determinadas cuestiones, tanto de la sociedad en general como de las instituciones y administraciones públicas en particular. Y una de ellas creo que debe ser la de poner encima de la mesa la revisión de la función pública.

Tenemos una función pública encorsetada y una sociedad que en buena parte, desde su incertidumbre, quiere instalarse en la certidumbre de un puesto de trabajo fijo. Las administraciones públicas, en el afán de dotar de mejores servicios al ciudadano, han apostado por una plantilla laboral en muchas ocasiones extensa que debe adaptarse a los tiempos.

Sería recomendable y casi exigible, por tanto, empezando por lo más banal que tanto la función pública como quienes tienen encomendada la dirección de sus unidades fueran empleados digitales; esto es, estuvieran preparados para dar un servicio eficaz en la llamada e-administración.

No sería menos importante, por otra parte, introducir mecanismos que potenciaran la productividad, haciendo compatible esta con la conciliación familiar y la racionalización de horarios.

Deberían introducirse mecanismos correctores, con indicadores que premien y que refuercen y con otros que congelen o castiguen la poca productividad. Considerar el avance en la función pública únicamente a través de los concursos de traslados es guiarse por mecanismos anquilosados.

Hay que apostar, además, por refuerzos positivos y por espacios de distensión y de confraternización. Por asumir compromisos sociales desde el puesto de trabajo y por implicarse dedicidamente en el desarrollo de la administración.

Con esto creo que se entederían mejor determinados ajustes. Sobre todo porque uno tiene que sentirse parte de algo y recíprocamente hay que ser corresponsable. Hay que ir, en definitiva, a una política de recursos humanos más que de la función pública. Algunas administraciones, simbólicamente al menos, ya están dando pasos en esta dirección. Como lo que está en juego es el progreso y la credibilidad de las propias instituciones supongo que los sindicatos serán los primeros interesados en allanar este camino demostrando modernidad y coherencia. La crisis nos abre, en este terreno, una vía que hemos de aprovechar. Hagámoslo

martes, 11 de mayo de 2010

Cáceres no es ACB... por el momento: Balance de la temporada

Podía decirlo más claro, pero no puedo. Más alto no porque no se me oye. Pero creo que Cáceres ha muerto de éxito una ronda antes de lo que debería, a mi juicio. Se ha venido alimentando desde hace meses la posibilidad de subir a ACB. Los medios de comunicación tradicionales han incrementado a través de reportajes especiales y recuerdos de antaño esa expectativa. Hemos entrado, inconscientemente, en una inercia que para nada nos ha beneficiado y que ha sido la tónica desde el cese/dimisión de Piti como entrenador del Cáceres.

Me refería el día mismo de la eliminación a que esta había sido una temporada agridulce. Me consta que no fue fácil para los directivos tomar la decisión de que Piti no siguiera como entrenador. Pero también me consta que para ellos ese cambio supuso una liberación en ese momento. La llegada de Aranzana, sin embargo, no solo vino con cambios en la plantilla sino con el cambio en la dimensión del club. El Cáceres de final de temporada, espero equivocarme, quiero equivocarme, no se parece al concepto de club que en su momento tuve la oportunidad de contribuir, con mi grano de arena, para que volviera a la élite del baloncesto.

Como me decían esta mañana, somos propensos en Cáceres a empujar el clavo que sobresale. No soportamos las críticas y nos acongoja el ser el centro de ellas. Quizás eso castigó a más de uno a cambiar el concepto de club. Porque con el cambio de entrenador cambió en cierta manera el concepto. Se pasó de un club familiar a un club profesional. Figuras jurídicas aparte, claro.

Aranzana aporta, no lo dudo, determinadas cuestiones que en Piti no se encuentran. Pero a la inversa también. No dudo que habrá quienes en estos meses se hayan dado cuenta del tema. Para mí, sin embargo, la diferencia fundamental es el cambio de concepción de club que se ha producido en estos meses.

Si usamos símiles políticos, se ha pasado de hablar catalán en la intimidad a decir lo que todo el mundo quiere escuchar. Es decir se ha pasado de ser condescendientes con quien tuvo la llave del baloncesto en Cáceres, en este caso Piti, a ser populistas con quien parece que su único objetivo es subir de categoría, en este caso Aranzana.

Personalizo porque creo que en cada uno de estos perfiles hay una forma de entender el baloncesto. Se ha pasado de una ciudad unida al baloncesto a un baloncesto unido a una ciudad. Y esa dinámica no es positiva. En ello se sustenta mi sensación agridulce.

La Junta de Extremadura, con los JEDES, que por cierto se celebran estos días en Cáceres, tenía un lema que creo que viene al caso. Era algo así como "caminemos todos juntos, aunque sea más despacio". Esa es la concepción de la ciudad unida al baloncesto. Con un proyecto de cantera que aglutina la historia -el San Antonio- con el futuro. Con un club que entiende las particularidades de los lugares donde entrena, de la situación económica, de la realidad social.

Pero parece que poquito a poco hemos cogido el síndrome del nuevo rico. Y hemos terminado con baloncesto unido a una ciudad. Nuestro equipo necesita de raíces sólidas. La de los directivos es una de ellas, pero el cuerpo técnico debe serlo por ese mismo motivo. Y Aranzana no ha dado ese plus, sino que ha desorientado el mensaje.

Porque si algo tengo claro es que el baloncesto debe ser a Cáceres lo que otras políticas son para Extremadura. Espejos de autoestima, de avance y de demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces. Ya nos tocó la lotería en su momento y derrochamos lo que había en la hucha. Por eso Javi Ortiz lo explicaba muy bien hace días en su blog, y por eso creo que de momento, hoy por hoy, nuestra categoría es LEB Oro. Nuestro objetivo no es subir a ACB, sino poner a Cáceres y a Extremadura en el mapa, incrementar los logros de la cantera, empezar desde abajo y echar sólidos cimientos. Cambiar el concepto es morir de éxito. Porque quien busca el éxito individual a veces lo hace sin tener en cuenta al colectivo.

Haber caído en primera ronda debe hacernos reflexionar a todos: si evitar las críticas, tomar determinadas decisiones, ciertos cambios y cosechar estos resultados han dado los frutos esperados