jueves, 22 de marzo de 2012

Fútbol con ritmo de baloncesto

Recurramos a tópicos. El fútbol es asi, no hay rival pequeño, el partido dura noventa minutos... Error. Los partidos hace ya tiempo que no solo duran noventa minutos, y la liga hace ya tiempo que no solo se juega, jornada tras jornada, en los campos de fútbol.

Es más, los resultados que se producen jornada tras jornada, sin desmerecer genialidades son fruto del abono, muchas veces estiércol, con el nos desayunamos, comemos y cenamos durante el intervalo de tiempo entre partido y partido.

Si el fútbol fuera solo fútbol y no todo lo que le rodea sería un deporte aburrido. Noventa minutos esperando a un resultado que la mayor parte de las veces termina con pocos goles, algunas combinaciones de éxito y el desfogue de unos hinchas que dan lo peor de ellos mismos, sin importarles ni su profesión ni toda la infancia que está a su alrededor.

Más allá de los partidos, la industria del fútbol se adorna cada vez más de una actividad paralela, la de la imagen, la de los gestos, la de las noticias a modo de series spin off que se derivan de cada partido, la de la pillada con la cámara de turno... Y esa intensidad recuerda a un partido de baloncesto, a un intercambio de canastas constantes, a una pelea permanente por tirar, rebotear, marcarse, cambiar la defensa...

Es cierto que en ese terreno no todos tienen la misma visibilidad, aunque todos en mayor o menor medida lo hacen. Pero cada vez más se practica un ritmo y una intensidad extradeportiva que trasciende el desarrollo de los partidos.

Auguro que veremos esto con mucha intensidad en las jornadas que quedan por disputarse. Los equipos más poderosos jugarán con todas sus armas, con estrategias de comunicación, con mensajes directos, con recados, con polémicas... Todo eso durante la semana y con un ritmo que solo podemos encontrar en otro deporte, el baloncesto. Porque el ritmo de solo noventa minutos no da para este negocio, y porque eso de calentar el partido solo se consigue con un correcto intercambio de canastas delante de un micrófono, con un marcaje entre estrellas, con los correspondientes reportajes aduladores de los medios de cabecera...

Así que ahí podemos tener una explicación de por qué el baloncesto real, muchas veces, se ve ninguneado: porque el ritmo de un partido de baloncesto se ha trasladado al fútbol en los días en los que no hay partido, y eso vende mucho y copa el espacio.

lunes, 12 de marzo de 2012

Cierran ocho bares en Cáceres. Año 2012. Mi punto de vista y propuestas

Pensé que no iba a volver a hablar de esto, lo prometo. Pero el titular me ha recordado al siglo pasado. Las consecuencias del titular, los debates de los medios y las sensaciones de la calle, nos hará identificarnos a muchos con lo que vivíamos en los últimos años 90 y a principios de la década del 2000.

Volverán aquellos debates del ocio juvenil, del ruido, del consumo de alcohol... La problemática parece que únicamente se ha trasladado a la Madrila, puesto que la Ley de Convivencia y Ocio posibilitó el traslado del botellón de la Plaza Mayor y aunque los vecinos de la Plaza, o de la calle Pizarro y aledaños (y sé de lo que hablo, igual que lo supe en la zona de la Plaza) siguen/seguimos estando en zonas de bares, parece que nuestros oídos y nuestra tolerancia es diferente a la de la zona de La Madrila.

Vamos a llamar a las cosas por su nombre antes de que otros quieran apropiarse de titulares. Esto es un problema, puro y duro, de unos pocos vecinos intolerantes. Ni más ni menos. No es problema de los jóvenes, no es problema de quienes hoy gobiernan el ayuntamiento, no es problema de quienes han dictado una sentencia, no es problema de quienes ayer gobernaban. Es más, me consta que la anterior alcaldesa y el concejal Carlos Jurado hicieron bastante por la situación de una zona como la Madrila. La beligerancia de un histórico como Miguel Salazar ha bajado muchos enteros, y habrá sido por algo.

Dicho esto, hay que poner remedio al asunto. El daño, económico sobre todo a los hosteleros afectados en tiempos de dura crisis, ya está hecho. El precedente judicial, por otra parte, está creado y habrá quienes se agarren como clavo ardiendo para seguir denunciando. Hay que seguir garantizando el derecho al ocio y compatibilizarlo con el derecho al descanso.

Existe en Cáceres una Mesa del Ocio inoperativa de facto hace casi diez años que debería convocarse de urgencia. Hay que abrir un debate acerca del ocio de esta ciudad. Un debate sin tapujos, que dé respuestas a interrogantes y que asuma determinadas cuestiones básicas.

Diez Propuestas

1. Convocatoria urgente por parte del Ayuntamiento de la Mesa del Ocio
2. Designación de un grupo operativo que escuche a todos los afectados
3. Ante la situación complicada del mundo asociativo juvenil, no buscar solo en las asociaciones juveniles los referentes de los jóvenes.
4. Ante la situación complicada de las asociaciones de vecinos, no buscar solo en los dirigentes vecinales, los referentes de los vecinos
5. Discriminar positivamente a los locales afectados animándoles a invertir en el Ferial o en otras zonas que puedan habilitarse, abriendo la convocatoria al resto de hosteleros de la ciudad
6. Acotar la situación anómala de apertura tras cuatro horas de cierre que parece que sigue dándose en la Madrila
7. Flexibilizar las licencias para que los locales puedan abrir, con los permisos y niveles de ruido mínimos, a una hora mayor que la actual
8. Promover campañas de ocio cívico y saludable en la ciudad. Articular medidas de prevención primaria en niños y adolescentes
9. Tolerancia cero con locales y tiendas que vendan bebidas alcohólicas a menores de edad
10. Habilitación de espacios de ocio, públicos y desde la iniciativa privada, que dé cobertura al ocio de los menores de edad

Ofrezco mi grano de arena, igual que hice en su momento y que pensaba que no iba a hacer falta. Esperemos que alguien coja el guante. Es fundamental. Pero que no se nos vayan todas las energías en esto. Vivimos momentos complicados. Trabajar por el ocio juvenil es muy importante, pero que a cada propuesta de ocio, a cada joven preocupado por su ocio, le llevemos una propuesta de empleo. Nos dirán que primero el circo. Pues no, primero el pan, y después el circo.

lunes, 5 de marzo de 2012

La música. El cantautor. Luis Pastor

Mañana sale a la venta un nuevo disco de Luis Pastor. Sirve de excusa para reflexionar sobre la música. Esa que te permite asociar y disociar conceptos, ideas, sentimientos, valores, personas... Siguiendo aquella idea de la imprescindibilidad de Brecht, creo que al igual que puede suceder con la lectura, la música es uno de esos imprescindibles que pasan y que tienes que elegir quedarte o no con ella. Luego hay quien tiene un don para la música y no solo se sabe todas las canciones, sino que además, hay una canción para cada momento y cada situación. Pero eso ya es jugar en otra liga y no está a la altura de casi nadie.

En esos imprescindibles está la que para mí es la "raza blanca tirador" como si fuera baloncesto. La de los cantautores. Sean extremeños, extremeños de Vallecas, andaluces, madrileños, catalanes, canarios, cubanos o argentinos. Esos son los imprescindibles de los imprescindibles. Se llamen Pablo, Luis, Ángel o Joaquín, Ismael, Joan Manuel, Pedro o Rosana, Silvio o Andrés. Tienen apellidos intercambiables porque además no suelen hacer ascos a la hora de cantar juntos. Memorable fue, por ejemplo, aquel concierto en Badajoz con motivo del 25 aniversario de la Constitución. Memorable y emotivo. Acababa de morir Dulce Chacón.

Mañana Luis Pastor presenta nuevo disco. Le conocí en cintas que habían escuchado mis padres y que se guardaban, grabadas, en una pequeña maleta de cintas de casete, junto con canciones de Pablo (Guerrero, claro) o de Paco Ibáñez. Después le he visto varias veces en concierto (sobre todo actividades de juventud mediante) y creo que sus cds originales han sido de los pocos que he rayado. Mañana vuelve y parece que tiene mucho de lo de siempre.

Algunas canciones.

Soy

En las fronteras del mundo


Gobex.es. Identidad digital del gobierno de Extremadura

Hoy se ha presentado la nueva web institucional de la Junta de Extremadura. Perdonen los ideólogos del llamado "gobierno de extremadura" pero me resisto, igual que una más que significativa parte de quienes vivimos entre Cáceres y Badajoz, a dejar de usar el término Junta de Extremadura.

Quiero ir al titular, a los dos titulares más significativos que hoy el director general de la cosa ha dado como justificación del nuevo portal. El primero, que reúne en una página todos los contenidos del Ejecutivo. El segundo, que reemplaza a las más de 400 webs existentes con anterioridad.

Usaré como ejemplo el apartado de cultura, del que algo conozco porque en su momento me tocó defender la necesidad de que cada departamento, cada programa de relevancia, tenía que tener su identidad propia en la red, independientemente de que existiera una conexión entre ellos. Acudiendo a los argumentos dados, suponemos entonces que los contenidos del portal de la cultura regional ya no existe, pero sin embargo nos encontramos con que hay un enlace externo en gobex.es.

Ni rastro en el flamante portal institucional de otros programas y centros, anteriormente importantes y representativos. Tal es así, que para acudir a la Editora Regional, a la Biblioteca de Extremadura, al Cexeci, el Plan de Fomento de la Lectura, o la red de Archivos de Extremadura, por citar unas pocas páginas, hay que seguir acudiendo a las webs originales.

Desmonta este breve post, pues, ese titular de que un simple portal elimina 400 páginas que existían anteriormente. Y afortunados somos que no es así, porque si algo caracteriza internet es el ser un territorio diverso, como diversas deben ser las formas de acceder a contenidos. De la misma forma que uno cuando entra en un museo va a un museo y no a una biblioteca o a un teatro.

Dicho esto, si alguien quiere buscar crítica en lo que ha leído (si es que ha llegado hasta aquí) que la proyecte no tanto hacia la Junta de Extremadura (cada uno hace lo que puede o lo que le dejan) sino a quienes, redactores y responsables de medios, actúen de simples voceros sin caer en la cuenta de algo tan básico como lo que acabo de exponer.

RAE y Lenguaje no sexista

Lleva unos días mucha gente cargando sus tintas contra la RAE al hilo de un informe escrupulosamente redactado por Ignacio Bosque y que ha tenido el acuerdo unánime de quienes asistieron al pleno en el que se debatió.

Más allá de otras consideraciones, el fondo no es otro que el de situar a la RAE en el lugar en el que debe estar desde el punto de vista lingüístico. Sería injustificable que los clubes de fútbol, los árbitros o los jugadores recurrieran a la justicia ordinaria cuando hay unas reglas de juego y unos órganos creados ad hoc para dirimir conflictos. En cuestiones sociológicas, no resultaría lógico reducir a la mínima expresión las encuestas del CIS y otorgar credibilidad a otro tipo de estudios. Y así en multitud de ámbitos.

Lo que ha sucedido con el informe de Ignacio Bosque -a quien creo que habría que reivindicar por sus fundamentales aportaciones a nuestra lengua- ha sido un choque de trenes que circulan por diferentes vías aunque parezca que lo hacen por la misma.

Porque quienes abogan por plantear que la igualdad requiere de una radicalidad en los usos y formas del lenguaje no deben obviar que de facto lo que están promoviendo es una alteración normativa, abrupta y aplicable a todos, que de aceptarse no está sujeta a criterios lingüísticos y sí a una sensibilidad social que por otra parte debe ser entendida, comprendida y respetada.

Parafraseando el título de la película de Gómez Pereira, por qué lo llaman lengua cuando quieren decir igualdad, creo que no nos pondremos de acuerdo si no partimos de la evidente consideración previa de que nos referimos a cuestiones diferentes.

En este punto no sé si la promoción de la igualdad a través del cambio de las formas de nuestra lengua, a costa de aberraciones lingüísticas y de ir contra la economía del lenguaje o contra el género no marcado, logrará sus objetivos. Quizás dulcificará los oídos pero mantendrá las actitudes, eso sí, a costa de renunciar a la educación y a la norma lingüística.

Creo que ese choque de trenes debe entenderse, debe conciliar posturas, debe ceder, que no exceder en algunos de sus planteamientos, pero no a costa de debates estériles o de que paguemos un precio excesivamente alto.

En estos tiempos en los que muchos jóvenes se manifiestan porque su educación siga siendo pública, gratuita (o con un sistema de becas justo y equitativo) y de calidad es contradictorio que buena parte de quien apoya esto abogue por una alteración de nuestra lengua basada en cuestiones ajenas a la propia lengua.

La igualdad es algo fundamental. Tanto que es tan necesaria en lengua como en matemáticas, y no por eso cambiamos el género de los números de masculino a femenino (aunque las agencias de calificación o la prima de riesgo sean femeninas). Pero la igualdad no debe lograrse a costa de renunciar a que la educación de nuestra lengua, hablada por 400millones de personas, se altere con contradicciones que en ocasiones rozan lo absurdo.

La RAE quizá debería ser más inteligente y moderna en su proceder y a la vez que se reivindica, porque así ha de ser, como la institución que debe velar por la integridad de la lengua, debe proponer acciones que fomenten la igualdad. Así, podrían establecerse acciones tales como una biblioteca de escritoras, un corpus documental de la igualdad/desigualdad a través de la historia de nuestra lengua...

La igualdad precisa de actitudes valientes y puedo llegar a entender a quienes reivindiquen que en nuestra democracia no hay mayor valentía que la del uso de la palabra, pero también estarán de acuerdo conmigo que detrás de muchas palabras y discursos grandilocuentes, que duran casi el doble porque hay que duplicar el género, nos encontramos con las mismas actitudes machistas y con unas palabras que se las termina llevando el viento. No pongo en duda, ni mucho menos, la igualdad, faltaría más. Justamente por eso.

Dicho esto, no he querido entrar en quienes colocan arrobas por doquier, aunque eso es otro epígrafe y otro tren: el de ser políticamente correcto. Un tren que, consultada mi conciencia, creo que no debo coger.