martes, 27 de diciembre de 2011

El uso de la Plaza Mayor de Cáceres

¿Por qué el pensador de Rodin debe ir en medio de la Plaza? ¿La persona que ha comisariado la exposición ha atendido a algún criterio que relacione la importante escultura con el entorno y con la rehabilitación que se ha hecho? ¿Dónde tienen que ir los escenarios en un concierto de música? ¿Son válidas las disposiciones si estos conciertos se dirigen a jóvenes preferentemente que a mayores? ¿Cuáles son los materiales de carga y de montaje más apropiados según la última reforma de la Plaza? ¿Puede solicitarse apagarse o encenderse el sistema de reciclaje de agua instalado? Estas son algunas preguntas que lanzo, por no entrar a valorar el tan manido asunto de los coches, sean públicos, privados o mediopensionistas.

Es este, el de la Plaza Mayor de Cáceres, un perfecto ejemplo en el que no vale con hacer una obra emblemática si no se remata con unos usos que todos aceptemos y que asumamos como propios. Porque podremos achacar que nos gustará más o menos que entren taxis en la plaza, pero más allá de la impronta de un proyecto arquitectónico y de lo que nos pueda pedir el cuerpo a muchos y de gustos o preferencias, no hay nada a favor o en contra que determine si es bueno o malo, mejor o peor la entrada de determinados vehículos en la Plaza; si es bueno o malo, mejor o peor, la disposición de un escenario para un concierto en uno o en otro lado; si es bueno o malo, mejor o peor, el uso del Foro de los Balbos para unos eventos u otros. Nos dieron un paquete cerrado, nos sumimos en la polémica de los plazos primero y de buscar patrimonializar la obra después, con anuncios o con promesas que se defienden pero no se logran acordar.

El gobierno municipal que administra nuestra ciudad con holgada mayoría está obligado por aquello del sentido común del que tanto saca pecho su líder, a reglamentar el uso de la Plaza. Tomando como base el proyecto de rehabilitación, escuchando a colectivos de toda la ciudad y a vecinos y llegando a acuerdos con los otros partidos políticos. Si el gobierno municipal no lo hiciera, la oposición que antes fue gobierno debería proponerlo por esa responsabilidad que siempre caracteriza al partido que ahora está en la oposición cuando no le corresponde gobernar.

Debe poderse hablar de todo. Tan importante es el pensador de Rodin como el vehículo que de forma puntual y extraordinaria lo ha llevado dentro. Aprovechemos nuestra Plaza Mayor, demos a los comerciantes las mayores ventajas posibles, no rehuyamos el debate de la peatonalización, no borremos de nuestra imagen los niños correteando por la Plaza Mayor durante el verano, busquemos soluciones imaginativas donde haya que buscarlas, discriminemos positivamente las situaciones que se planteen insalvables si lo que se trata es de buscar el progreso de la ciudad. Y sobre todo, seamos capaces de regular el uso de la Plaza conjunta y unánimemente para no caer en absurdas incoherencias.

Quizás empezando por la Plaza, por ese espacio que quiso que volviera a ser de encuentro y de diálogo, empecemos a lograr muchos más acuerdos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Diálogo de Mercurio y Carón

No es un libro que me haya leído por gusto. Sin embargo, ha sido un gusto leer el libro. Sobre todo porque más de quinientos años después de ser escrito refleja con una claridad que para sí quisieran muchos, buena parte de los problemas que hoy día, con mayor o menor razón y con más o con menos fortuna, se le recrimina a los poderes tradicionales. A la monarquía, a los gobiernos o a la iglesia. Interesante, por ejemplo, la influencia que esta última ejerce sobre los dos primeros. Curiosas las incapacidades que la primera tiene a la hora de saber gestionarse. Inquietantes las similitudes en lo que atañe a los gobiernos y a quienes caen en la tentación de gestionar su poder por su provecho personal.

Lo adelanté en un tuit (¿cuándo se convertirá el palabro en palabra para la RAE?): los protagonistas del diálogo, Mercurio y Carón son reporteros o activistas del peculiar 15M que existió en el siglo XVI. Temas como la garantía del buen gobierno, de la República como hecho entendido de la cosa pública e incluso la igualdad de la mujer, con las limitaciones del siglo XVI donde un avance se consideraba simplemente hablar de ellas.

Solemos decir que el mundo es muy pequeño, esa expresión que denota que tenemos amigos en común, o que compartimos conocimientos sobre determinados temas con personas a las que hemos conocido recientemente. Pues las épocas históricas son en algunos aspectos cíclicas y de ellas venimos y a ellas acudimos para tomar impulso.