Revulsivo cultural de interés regional
Que en la legislatura pasada se asumiera el proyecto de Cáceres 2016 como un proyecto de interés regional significó no solo andar de la mano en las grandes líneas de política cultural, sino el refrendar que estas solo venían como consecuencia de los programas regionales. Los pactos y acuerdos en materia cultural se sucedieron primero porque Saponi tenía vista política y segundo porque el ayuntamiento de Cáceres como institución no podía quedarse fuera de los grandes acuerdos culturales, afectaran o no directamente al 2016.
Hubo cesiones en ambas direcciones, algo que partidariamente seguro que tuvo sus detractores en ambos partidos. Destaco, por ejemplo, que la presidencia del Consorcio 2016 recayó en el Ayuntamiento de Cáceres, pese a ser la Junta de Extremadura quien más recursos aportaba -y así sigue siendo. Por otro lado, el proyecto estrella de Saponi de construir un Palacio de Congresos en Frates, por el modelo alemán vía Miguel Fisac, se desechó por su parte tras convincentes argumentos de mejora del Auditorio, obras próximas a finalizar, por cierto.
El Día de Extremadura 2006 se desarrolló de forma excepcional en Cáceres, precisamente en el Auditorio y desde entonces se sucedieron actos conjuntos. Pero sobre todo se sucedió una única voz desde la autonomía y el municipio, algo de lo que pocas aspirantes a Ciudad Europea de la Cultura pueden presumir. Este consenso, casi inalterado desde entonces, ha permitido construir una candidatura fuerte y sobre todo ha logrado una cooperación cultural importante en la ciudad.
Valen estos tres párrafos como introducción y como ejercicio de pedagogía política, como recordatorio de nuestro devenir en la capitalidad cultural, nuestro mayor empeño político, y entiendo que ciudadano, hoy día. Un empeño que debe servir para anteponer Cáceres por encima de ideas y de partidos, por encima de intereses personales y de personalismos, por encima de egos, de filias y de fobias.
Por eso, ahora que se ponen en tela de juicio desde fuera, siempre desde fuera, proyectos como el hotel promovido por Atrio en San Mateo, debemos hacer piña. Yo hoy, para empezar, estoy con José Antonio Villa, concejal del PP, y con José Antonio Galván y con el resto de integrantes de la comisión del Plan Especial que dictaminó por unanimidad a favor del proyecto del hotel. Y lo estoy porque han pasado casi cuatro años desde entonces, mucho tiempo como para que se dude de un proyecto que ha pasado incluso por la Fiscalía con resultados negativos para quienes lo quisieron paralizar. Y puedo obviar la actitud torticera de un tipo como Santiago Pavón en relación a este proyecto, y resultarme indiferente su opinión.
Pero no debemos obviar que casi cuatro años después, un organismo supuestamente respetado como ICOMOS, con nocturnidad y alevosía, recurriendo a la prensa y ninguneando a sus representantes extremeños, presenta un informe en una época donde las noticias de cierto calado, por falta de estas, se autoamplifican. Así que no deja de ser chocante la actitud de ICOMOS, apenas un mes después de nuestra presentación del proyecto de capitalidad y en los meses en los que toca hacer la primera criba de las candidatas. ¿Por qué ICOMOS no se comunicó previamente con el Ayuntamiento?
Por eso este querer imponer desde fuera, a costa de unas siglas, un criterio, el patrimonio dogmático y respetable no me gusta. Y a riesgo de equivocarme, demando frente a esto la mayor de las cohesiones. La fundamental, la ciudadana, que debe confiar en los procesos y en los órganos que han dictaminado conforme a la legalidad sobre el proyecto. Y para seguir, la política, porque el consenso político no debe quebrarse a cuenta de unos juicios de valor que no se sabe todavía ni siquiera quién los firma.
Siendo firmes y coherentes seguiremos llevando nuestra candidatura a buen puerto. Prudencia y paciencia. Me temo que no será la última zancadilla que nos intenten poner
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