viernes, 24 de agosto de 2012

Habrá elecciones anticipadas en Extremadura

Es público y notorio que la aritmética del parlamento extremeño no dio mayoría absoluta a ninguna de las tres fuerzas políticas presentes en la Asamblea de Extremadura. El contexto de crisis, entre otras causas, permitió que el PP ganara las elecciones en número de votos y escaños de la misma forma que fue el causante de que el PSOE las perdiera y de que IU volviera a tener representación. Lo que sucedió después también es de sobra conocido: la decisión de IU, y de sus bases, de abstenerse en la investidura de Monago posibilitó que el Partido Popular llegara por vez primera al gobierno. Desde entonces hasta ahora, no se le escapa a nadie que hubo elecciones nacionales y que a la vez que sucedía eso las relaciones entre la agrupación de diputados IU-SIEx en la Asamblea de Extremadura se han ido deteriorando.

El contexto actual es extremista al máximo.

Primero. Por parte del gobierno del PP porque no puede hacer otra cosa, en la línea del resto de gobiernos autonómicos populares, que plegarse a sus recortes, ideología y desmanes propios de la derecha y sumir a nuestra región y a nuestro país en un estado de pérdida de derechos que van a retrotraer nuestras libertades, nuestro estado del bienestar y nuestro sistema de protección social a niveles de hace décadas después de todo lo que costó conseguirlos.

Segundo. Por parte de IU. Porque está de facto en un proceso electoral interno en Extremadura, que siendo simplistas se resumiría en la dicotomía o seguimos sosteniendo al PP o dejamos de sostenerlos. Tanto unos como otros están en plena subasta de izquierdismo. Los primeros utilizan la táctica del perro ladrador poco mordedor. Los segundos, que no tienen nada que perder, tensan la cuerda. Los gestos, el sacar músculo de izquierdina, no ha hecho nada más que empezar.

En esta situación y sin entrar en temas concretos, pues la veda está abierta (la que abre Gordillo y parece que va a continuar en Extremadura) nos encontramos con unos gobernantes, del PP, ejecutores de políticas restrictivas que perjudican siempre a los que menos tienen y con unos cómplices, de IU, sumidos en un cásting de méritos y de poses con vistas a la celebración de sus elecciones internas en octubre.

La situación no creo que pueda sostenerse mucho tiempo. Sobre todo porque al PP no le interesa que salte a la palestra de forma más o menos recurrente, que hay una comunidad autónoma, Extremadura, donde gobiernan con la aquiescencia de quienes los jueves les votan a favor pero los viernes quieren llevarse carros de centros comerciales como gesto populista.

Las dos políticas, la del PP y la de IU, son ideológicas y populistas, pero ya no pueden caminar de la mano. Y no pueden hacerlo, sencillamente, porque el PP va a intentar salvar a nivel nacional los muebles del rescate, de los números y justificar sus recortes hasta la extenuación (o hasta la extremaunción). En este marco no puede haber ni un solo territorio divergente y asociado a la izquierda radical. No tanto porque sus votantes y dirigentes de otros territorios (y seguramente también extremeños) no lo van a consentir, que también, sino porque Europa y sus medios terminarán aireando, a modo de aldea gala de Astérix, los extraños compañeros de cama que el PP tiene en una región de apenas un millón de habitantes. Habrá, pues, elecciones anticipadas en Extremadura más pronto que tarde. Porque a la derecha nunca le interesamos y ahora, a las primeras de cambio soltará lastre, por aquello del qué dirán, avergonzada de verse de la mano de quienes tomaron en su momento una decisión que tardarán mucho tiempo en admitir que fue equivocada.

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