Italia: Impresiones de viaje por un pintor
Estos días pasados volví a Italia. Lo hice con Adelardo Covarsí, en su libro Impresiones de viaje por un pintor. La Diputación de Badajoz editó el facsimil de lo escrito a principios del siglo pasado. Es uno de esos libros sin firma aparente pero con el mejor de los trasfondos
Me ha vuelto a llevar a Italia. Tengo reciente mi último viaje, del que no ha pasado un año, y siempre me seguirá atrayendo el desorden de Roma, la perfección de Florencia, la atracción que ejerce Asís, el impacto que supone visitar Pompeya o callejear por Venecia.
Un libro escrito hace justo un siglo permite acercarse a sensaciones que uno experimenta cuando ve lo mismo que vio Covarsí. Encontrarse con la Fontana de Trevi de sopetón, descubrir Pompeya y sus calles, ver el David de Miguel Ángel o pasear por la Catedral y el Baptisterio de Pisa, con la Torre al fondo, destilan emociones similares con un siglo de diferencia.
Aquí cabría plantearse cómo varían los ojos en uno y otro momento a la luz de la evolución de la protección del patrimonio, de los avances y también del posible progreso humano con resultados discutibles.
Apunté sugerencias de sitios y algunos otros apuntes, modelando el cuaderno de viaje de Covarsí y anotando entre mis recuerdos y la permanente llamada que ejerce Italia el seguir conociendo un territorio cuyo patrimonio invita constantemente a volver a sus piedras, a su arte y a sus gentes.
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