Un ladrillo de silencio por Luis M. Mansilla
Al igual que los teatreros se desean mucha mierda cuando actúan, los arquitectos imagino que guardarán un ladrillo de silencio cuando muere uno de ellos. Ha fallecido Luis M. Mansilla, uno de esos nombres inseparables a la arquitectura actual, igual de indisoluble que su relación con Emilio Tuñón, su alter ago. Proliferan las parejas de arquitectos con prestigio hoy día. Nieto y Sobejano, Selgás y Rubio y a partir de ahora Tuñón y Tuñón. Como le pasó a Uderzo con Gosciny, y no deja de ser un paralelismo porque el cómic es una suerte de arte.
Deja la impronta de la rehabilitación de la Casa Grande, y del Relais Chateaux de Atrio. Deja también preparada la segunda fase del Helga de Alvear, ese nuevo edificio que concibieron como una conexión entre el Cáceres viejo y la ciudad antigua, con amplios espacios para recorrer y visitar la mayor colección de arte de nuestra región.
En la muerte de un arquitecto, de un artista plástico, siempre queda su obra de forma muy reconocible. En mi caso a tiro de piedra. Descanse en paz. Nos queda Tuñón.
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