Alberti, la memoria y el fin de semana en la Playa

El fin de semana pasado estuvimos en el Puerto de Santa María. Buen sitio para soltar el móvil, apenas verlo, desconectar y mimetizarte en el anonimato de un lugar donde nadie es nadie. Buen lugar para comer marisco, para pasear por Valdelagrana o para sorprendente con un mercado medieval que poco tiene de medieval y mucho de atracción comercial y entretenimiento. Unos días donde poco te quemas con ocupaciones pero donde el sol hace estragos a una poca habituada espalda. Un fin de semana donde desconectas de casi todo, con permiso de Alberti y de lo que simbólicamente representa y aglutina.

La última mañana visitamos el Museo Rafael Alberti. Una de las pocas noticias que leí el fin de semana fue el hallazgo de un documental sobre la república en nuestro país. Y entremezclé ambos asuntos. Porque no se entiende la vida de Alberti ni de la de la generación del 27, ni la de tantos y tantos intelectuales sin el amparo republicano. Porque desde el gobierno republicano se promovió la cultura, la democratización de la educación y todo ello coincidió con la que quizás es la generación más preparada intelectualmente que haya dado jamás nuestro país.

Y seguí pensando en el descubrimiento, en un tejado de una casa, del documental. Me acordé de la Biblioteca de Barcarrota, o de la aparición en un armario oculto de Navas del Madroño, hace no mucho, de material intacto de las Misiones Pedagógicas. De forma más doméstica pienso en tantos y tantos libros y en tanto patrimonio bibliográfico y cultural todavía oculto, repartido en casas y en cómo podrían incrementarse niveles de conocimiento, de cultura y de identidad con su aparición y su puesta en valor en centros educativos tanto formales como no formales.