lunes, 1 de junio de 2009

Toros, caballos, Pata Negra y El Rocío


Reconozco que hay algunos temas concretos en los que mi pensamiento evoluciona o dicho de otra manera transita de la beligerancia a la moderación o transigencia. Es el de los toros uno de ellos. Lo es porque poquito a poco puedo comprender el sentido de una manifestación cultural donde antes únicamente veía la muerte de un animal. No rehúyo, sin embargo, el debate en torno a que determinadas prácticas taurinas puedan ser matizadas. Pero confieso que puedo tener hoy más tolerancia que ayer a la denominada fiesta nacional.

No es una incoherencia, para quienes quieran buscar en mi Torre de Bujaco, mis críticas ayer hacia el niño torero Jairo Miguel, cuando toreaba en América Latina, y mi aparente evolución hacia los toros. En ese caso la crítica iba más que contra el niño contra quienes consentían que un niño pudiera hacer cosas que como niño no puede. De la misma forma que puede extrapolarse el ejemplo a las motos o a los coches.

De vez en cuando leo un blog amigo especializado en el tema. Y últimamente he seguido con atención noticias del mundo del toro. No me voy a referir a la cogida de Israel Lancho, sino que quiero hablar de la cogida de Pata Negra.

Pata Negra es un caballo que sufrió un duro golpe creo que en San Isidro. Con las tripas al aire, pudimos ver el arrojo de su jinete poniéndose frente al toro, lamentando la cogida y desesperado.

Hoy es el día después de haber saltado la verja con esa devoción que roza el fanatismo que es El Rocío. Hoy 13 caballos han muerto tras esa muestra de exagerada devoción. Los ecologistas, aquellos que seguro no dijeron ni una palabra del arrojo del jinete, y de su valentía a la hora de ponerse frente al toro y de sus mismo para con Pata Negra, han salido raudos a criticar la enorme muestra de irracionalidad. Muchos son los mismos que año a año inundan los correos electrónicos institucionales cuando van llegando los San Juanes de Coria, por ejemplo.

Ante ese burdo ecologismo de salón y argumentario rancio de unos y ante esa muestra de irracionalidad y creencias extemporáneas de otros, solo se me ocurre la receta de la coherencia.

1 comentario:

José María JURADO dijo...

Me alegro de que vayas entrando en razón taurina.