Jornada continua, educación social y actividades formativas complementarias
En 2000, cuando Luis Millán era consejero de educación y nuestra región acababa de asumir las competencias en tan importante materia, la Junta de Extremadura abría el debate sobre la idoneidad o no de que los centros educativos de la región implantaran la jornada continua. Me pilló entonces cursando tercero de educación social, siendo delegado de la especialidad, y como representante de la tercera promoción publiqué una tribuna en el Diario Hoy en la que apoyaba la iniciativa siempre y cuando fuera una propuesta que la comunidad educativa en su conjunto cimentara en la mejora del sistema y en el desarrollo integral de los alumnos y que para ello no se obviara la existencia de una titulación entonces en pañales como la Educación Social.
Años después, los educadores sociales fuimos pieza importante en los institutos, con mejoras que siempre deben hacerse en una educación en permanente construcción, y en una iniciativa pionera en España, se convocaron plazas, de las que todavía quedan algunas por cubrir, para que hubiera un educador social por centro. Esta iniciativa no está directamente relacionada con las actividades formativas complementarias, las AFC, que se implementaron con esa denominación, pero no me cabe ninguna duda de que en los centros donde el profesorado y el educador o educadora social trabajan conjuntamente dinamizando el centro y sirviendo de apoyo, se produce una mejora en determinadas actividades.
En paralelo a esto, se produce la regulación de las actividades formativas complementarias. Diez años después de asumir las competencias, la Junta de Extremadura inicia un período de reforma de las mismas, en un momento donde pudiera interpretarse que hay una vinculación directa con la crisis. Es obvio que tendrá su punto de influencia, pero no es menos obvio que más allá de las personas que trabajan en las actividades formativas complementarias, en toda su diversidad, hay un proceso formativo y unas acciones educativas no formales en un espacio como el centro que hay que ordenar y reordenar. Y me parece bien que se produzca eso. Entiendo que exista una preocupación en estos tiempos difíciles, y estoy seguro que se intentarán minimizar los efectos en la medida de las posibilidades. Pero por encima de todo está la educación y el desarrollo en el entorno de los alumnos y las alumnas.
Avanzaremos más centrando la atención en aquello que realmente funciona. Y el avance será aún mayor si ello deriva en que entidades sociales, juveniles o culturales, vinculadas al territorio de los centros educativos, asumen el desarrollo integral de esos chicos y chicas, en las aulas, en el espacio formal y pero con una clara acción educativa no formal. Esta descentralización formativa podría suponer un incremento del compromiso social de nuestros alumnos. En eso no andamos sobrados. Quién sabe si con esta ordenación de las actividades volvemos a poner de moda el compromiso asociativo.
1 comentario:
Então interessante este blogue está muito estruturado.........bom estilo:)
Amei Continua assim !!
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