La antisociedad
Espacio mis posts últimamente mucho. No viene a cuento, pero durará un tiempo. Lo que tienen las redes sociales entre otras cosas. Mientras, contemplo pasar las noticias. Pero ante algunas no puedo evitar escribir.
Agrupo varias. Estamos en la anti sociedad. Hace años recuerdo cómo escuchábamos la cantinela de la crisis de valores. Un cambio en la forma de entender la sociedad, ni más ni menos. Una adaptación.
Ahora quiero hablar de la anti sociedad. Una sociedad que se jacta de ser madura cuando está en una bucle peligrosa. Una sociedad que prima que venza el antifútbol del Inter a cambio de ver perder al Barcelona. Una sociedad donde se exalta a la Esteban o a otros iconos que ahora hacen pop y que relega a audiencias irrisorias en la televisión a programas de verdadera calidad. Una sociedad donde se premia la política farragosa y donde se castigan los esfuerzos por poner en valor la política. Una sociedad que mira para otro lado cuando hay corrupción política porque no bota a los responsables de sus asientos cuando les toca votar. Una sociedad que no se posiciona de forma clara frente a las injusticias. Una sociedad donde lo voluntario pierde precio y donde todo tiene cada vez más precio.
Esa es nuestra sociedad, la que nos toca vivir y la que tenemos que combatir. Leía en días pasados un reportaje sobre el llamado Club Bilderberg. Se les nominaba como los que movían los designios del mundo.
Permiso para discrepar, como diría Mafalda. No estamos en manos de aquellos tan supuestamente poderosos y que se reúnen sin decir para qué. Estamos en manos de otro. De los Berlusconis de turno, de los Correas, de los Vasile, de la impunidad y de los Sálvame y de Mourinho.
Tenemos un duro trabajo. Tenemos que quitarle al pueblo el pan y circo. Porque esto cada vez se parece más el mundo romano. Y ya lo decía Obélix... estos romanos están locos