Política y menores con el Marcelo Nessi de fondo
No es sencillo trabajar con menores que provienen de entornos difíciles, familias desestructuradas o complejidades en su biografía. No debe ser tampoco fácil tener responsabilidades políticas en estas materias. Por eso, precisamente, hay que ser muy cauto a la hora de valorar las informaciones que recibimos. Por eso, añado, hay que ser muy firme, a la hora de tomar decisiones. Por eso, concluyo, hay que medir muy bien las exigencias que se plantean a trabajadores o a los responsables públicos a la hora de acotar compromisos o errores. Difícil es encontrar, en este o en cualquier otro tema, aplausos por una buena gestión. Tampoco es difícil hallar una alarma o consternación social por este asunto. De menores se trata y la conciencia es mayor en este colectivo que en otros. Introducción hecha, llena de generalidades, que permiten abordar un asunto lleno de matices como el de la agresión a un joven -mayor de edad, por cierto- en el Centro de Menores Marcelo Nessi.
Quiero introducir un elemento más. Me cuesta creer que haya personas, aunque no dudo de que existan, que no vean en el trabajo con menores -sean vigilantes, cocineros y educadores- un ámbito de actuación satisfactorio y lleno de puntos positivos. Por eso reclamo cautela y prudencia a la hora de hacer juicios de valor y ante lo delicado del asunto creo que hay que valorar la transparencia con la que la administración competente ha actuado y el estilo con el que su máximo responsable ha abordado este asunto.
La actuación se puso en manos de la justicia de doble forma. Por una parte, la Junta. Por otra parte, el joven. La particularidad de que el agredido es mayor de edad entiendo que tuvo que ver en esto.
El presidente de la Junta de Extremadura tiene un estilo de hacer política cercano a la gente. A eso hay que sumarle, en este caso, que ha sido Consejero de Bienestar Social. Conoce, pues, de primera mano, de lo que aquí se habla. Incluso ha valorado en positivo la actuación de los medios de comunicación contribuyendo a difundir la noticia. Ante esto, cabe una reflexión y una autorregulación por parte de medios de comunicación y de otras partes interesadas.
Los medios de comunicación, como el programa de las Mañanas de la Primera, deben dejar la vergonzante propaganda sensacionalista. Los padres y madres, preocupados, deben denunciar y buscar el acompañamiento desde la discreción y no desde la publicidad que para nada beneficia a los menores. Los partidos políticos han de saber que es delicado el asunto, tanto para quienes trabajan con menores como para los propios residentes en el Marcelo Nessi.
Dejando actuar a la justicia conoceremos poco a poco qué pasó y qué soluciones existen para que no vuelvan a suceder hechos como ese. Mientras tanto, sintámonos orgullosos de nuestro sistema de protección social; de los trabajadores y trabajadoras que procuran en un porcentaje demoledor hacer la vida más fácil y feliz a los menores bajo la tutela de la administración; de las personas que voluntariamente trabajan con menores y ayudemos a tantos padres y madres que por circunstancias no pueden garantizar a sus hijos una correcta formación.
Vamos, el eterno debate entre hacer política o sacar rédito de la política
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