domingo, 6 de junio de 2010

Abierto el Centro Helga de Alvear

Acudí puntual a la cita de las puertas abiertas. Número cincuenta y nueve, como el programa de los segundos y tránsito por el centro, que no museo, que va a situar esta zona de la ciudad como lugar de paso obligado. Los autores, que quizás merezcan ir contando poco a poco quiénes son, para aprenderlo uno primero y luego que los que quieran lo lea, se han unido con los cacereños de a pie y turistas varios. También a eso de las dos y media de la tarde se han unido con Helga de Alvear y con José María Viñuela, siempre a la sombra, y tan importante en el resultado final del centro y de la exposición Márgenes del Silencio.

A la tarde, lleno hasta la bandera. Las diferentes generaciones congregadas destilaban diferentes emociones. La realidad es que disponemos de un centro de arte contemporáneo puntero, con artistas que poco a poco habrá que irles conociendo y con una ciudad que debe educarse y ser educada en el arte contemporáneo. Debe ser un museo para la visita de quien venga pero también de paso para quien transite por Pizarro.

A la inauguración acudieron políticos, artistas, críticos y personas que dieron un nivel al acto. Ayer la gente de la calle le daba sentido a la decisión política. Esa gente veía en la entrada la placa de rigor con dos personas en la inauguración: la ministra González Sinde y el presidente Fernández Vara. Esa placa tiene detrás otros muchos nombres. Algunos, como el de Paco Muñoz o Paco Pérez Urban, que fueron parte importante en los inicios. Otros, muchos, que no salen en los papeles y que han posibilitado este centro.

A partir de ahora debemos entender sus obras. Cada una nos aportará un significado a cada uno. Cada una cada vez que la veamos supondrá que nos identifiquemos con una o con otra. Para empezar me quedo con la de Alfredo Jaar y con la de Carlos Garaicoa

1 comentario:

Chely dijo...

Que bonita la cabecera del blog, me encanta.