País de charanga y pandereta...
Ya lo decía Machado, todo un visionario para la que está cayendo hoy día.
En uno de mis últimos posts me refería a la antisociedad. España sigue en crisis. Europa sigue en crisis. Estamos sumidos a un cambio de modelo productivo y a un férreo control de nuestra política económica por parte de Europa. Los mercados no avisaron cuando el neoliberalismo empezó a campar a sus anchas. Los organismos europeos no entrenaron previamente cuando han empezado a intervenir exigiendo medidas restrictivas. El mercado se suma a ley del embudo. Y seguimos en crisis, pero no solo una crisis económica. Estamos imbuidos en un letargo social donde únicamente criticamos a aquellos que, mejor que peor o peor que mejor (eso a gustos de cada uno) pueden sacarnos de esto. Posiblemente la llamada clase política no ayude mucho a cambiar la percepción sobre ella en determinadas ocasiones, pero poco a poco debemos mentalizarnos que frente a los ínfimos porcentajes de sinvergüenzas que puede haber en cada partido político, hay muchísimas más personas con vocación de servicio público. Y es el servicio público, las insituciones, los partidos políticos, los que deben afrontar este cambio de modelo y de mentalidad. La sociedad, esa llamada sociedad civil, tiene que empezar a despertar para coadyuvar en este camino.
Más allá de eso, es irrisorio optar por la crítica gratuita a los gobiernos en la gestión de esta crisis sin precedentes cuando no hay una coherencia social que alce la voz por las primas desmesuradas de la selección, cuando no criticamos los sueldos millonarios de deportistas de postín o cuando en un estado globalizado esperamos a fórmulas antiguas para sacar rédito. O cuando no exigimos
Seguimos siendo el país de charanga y pandereta de Machado, país donde pocos contribuyen a salir de espertentos que tan bien retratara Valle Inclán y donde para algunos, lejos de arrimar el hombro, parece servirles aquello del cuanto peor mejor.
Toca disfrutar con la selección y toca esperar que seamos campeones. En las celebraciones miraremos para otro lado. Porque nuestras miserias harán que mientras que unos cobren 600.000 euros por cabeza, otros disparemos el gasto de esta nuestra sociedad consumista. Ídolos de barro, pero que parece que a varias decenas de millones les ofrece no solo simpatía, sino credibilidad.
Ya lo decía Machado, país de charanga y pandereta
No hay comentarios:
Publicar un comentario