Cultura es libertad. Cáceres y 2016
Estos días en los que leo noticias pasando hojas entre encinas y pinos, debo reconocer que la equiparación de cultura a libertad se me antoja fundamental. Sobre todo porque hay dos noticias que creo que muestran que en ocasiones nuestra sociedad no está madura para determinar la importancia de la cultura en nuestro día a día.
1. La polémica con la gestión del Embarcadero muestra que la cultura tiene ideología, y mucho, y que la política cultural debe sustentarse en el diálogo y en la acción de los agentes culturales. Es innegable la labor de dinamización que un edificio, a través de quienes lo han estado gestionando, y de sus actividades, ha supuesto tanto para Aldea Moret como para la ciudad de Cáceres. Debe continuar siendo un referente, y creo que en los últimos días, por lo que leo, se va modulando una solución que no tiene otra salida que la de hacer que el modelo sea el mismo, o muy parecido, aunque vendamos que se ha cambiado totalmente.
2. La designación de capital cultural ha acarreado mucha polémica. San Sebastián merece todas las consideraciones posibles. Las ciudades en liza que no han ganado, bien a través de sus dirigentes activos o de anteriores responsables se han lanzado a la crítica. Hay que saber ganar y hay que saber perder. Hay que aprovechar el trabajo realizado y no hay que dejarse llevar por los primeros impulsos. Lo de Bildu en esto ha sido una excusa. Hubieran saltado por cualquier otra, incluso los de Bildu si San Sebastián no hubiera sido la elegida.
Pero la cultura tiene que seguir siendo libertad, un puente para la convivencia, para la diversidad.
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