martes, 6 de diciembre de 2005

Diversidad de miembros

Con clara vocación europea e inspirado en los valores de la libertad, la democracia, la tolerancia y el humanismo cristiano de tradición occidental.

Así se define en su ideario el Partido Popular. Parece, pues que este humanismo cristiano también ha sido dilapidado, de sopetón, y se ha puesto toda carne en el asador al servicio de la manipulación obscena de la política en todos los niveles.

En Extremadura andábamos ojo avizor esperando a ver quién era la persona elegida para presentar la campaña “Porque todos formamos un solo corazón”. Si bien a nivel nacional se personalizó en Gabriel Elorriaga, como coordinador de comunicación del PP, para presentar una campaña sensiblona y que pretende llegar a concienciar desde la más rancia manipulación, en Extremadura son las Nuevas Generaciones del PP las que se atreven, directamente, a alertar a la ciudadanía de sus profecías. El PP, pues, actúa de Nostradamus, aunque se confundirá en esto tal y como viene fallando a lo largo de la legislatura en muchas de sus agoreras predicciones.

Pero lo que más sorprende de esta campaña en la absoluta falta de disciplina de la propia derecha con sus idearios. Causa estupefacción jugar con el corazón y la buena fe de tantos y tantos españoles que hoy por hoy entran en el terreno de la más absoluta provocación de la derecha. La oposición nacional y regional, desquiciada en su afán por ascender a cualquier precio en la escalera de los sondeos, obvia, incluso unos principios que, a día de hoy, llama poderosamente la atención a cualquiera que de un modo básico, como es el caso, conozca elementos de juicio y de peso de la Iglesia.

Con mayor o mejor fortuna, y ocupando la calle (quién iba a decirle a la derecha que iba a convertirse en quienes, en palabras de Aznar, “ladraban rencor por las esquinas” cuando se manifestaban) presentan acciones incoherentes, incluso, con su ideario. Y no seré yo el que hable de que es demasiado osado para un partido político como el PP aventurarse en incluir en su ideario vinculaciones con confesiones religiosas en un estado aconfesional, porque afortunadamente hoy existe libertad y derecho de reunión y de asociación.

Pero lo que resulta ampliamente llamativo es que exista una profunda contradicción entre su modelo de España, la configuración de esta campaña de España reducida a un corazón y lo que se puede encontrar en la Biblia a la hora de buscar una referencia en el humanismo cristiano al debate actual en relación con la fractura o no de España.

Así, en la Primera Carta a los Corintios, San Pablo habla de la diversidad de miembros, pero todos conformando un solo cuerpo: en la línea de la idea que el PSOE está intentando hacer llegar a la sociedad. Lo fundamental es que todas las partes de ese cuerpo son necesarias: la cabeza, los pies, las manos, los oídos... todas igualmente necesarias para converger en un necesario equilibrio territorial, como no podía ser de otra manera. Eso, además, desde la izquierda, es lo que defiende a ultranza nuestro presidente regional: justamente el que el cuerpo permanezca unido, aunque permanezca, afortunadamente, la diversidad, necesaria y fundamental, en el Estado de las Autonomías.

Les hace falta, pues, una relectura (o primera lectura, tal vez) de algunos pasajes bíblicos. Porque lo que es una verdadera incoherencia es teorizar desde un reduccionismo interesado, como hace el PP con esta campaña. Reducir España sólo a un corazón es como decir que únicamente nos debemos mover por impulsos. Señores del PP y apostolado de Nuevas Generaciones, cambien el discurso y reconozcan que en España, según el momento y según el tema, hacen falta regiones que lleven la batuta, otras que escalen posiciones, otras que sustenten el discurso ideológico, otras que lleguen a acuerdos entre autonomías, para que al final entre las 17 contribuyamos a una mejora permanente de nuestro país. Lo otro, incluso para el humanismo cristiano que tienen en su ideario, lleva a banalidades y contradicciones bastante curiosas.

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