jueves, 13 de octubre de 2016

Autobús urbano de Cáceres (y van...)

Parece que hay cambios en el autobús urbano que afrontan sus días definitivos para su aprobación. Se suceden informaciones periodísticas, motu proprio o a instancias de parte, que pretenden, es lícito, generar una opinión ciudadana, sea la que sea. Dicho esto, por si se quisiera utilizar para ilustrar informaciones o argumentarios, quiero recordar que el verdadero debate en este tema se dio en la anterior legislatura. Decir debate es llamarlo de alguna manera eufemística, puesto que nos topamos entonces con la mayoría absoluta del PP arrogante y moralmente superior (ahora también pero con cinco concejales menos) que nos llevó a tenernos que comer con patatas, por aquello de la capital gastronómica que vendría a vernos posteriormente, un pliego continuista, conformista y muy poco valiente. Un pliego posiblemente realizado en un despacho de un técnico, sin ideología, con la presunta aquiescencia a buen seguro de la anterior concesionaria, a la sazón la misma de ahora y por tanto rehén de cifras conocidas, de pocos riesgos y de menos jaleos.

Pues bien, de aquellos polvos, vienen estos lodos. De aquella legislatura en la que antes de aprobar un pliego solo con sus votos se acometió una serie de recortes, muchos irrecuperables, y se procedió a un primer aumento del billete. De aquella legislatura en la que se nos tachó de agoreros por pedir un billete que garantizara trasbordo, una línea circular, que compraran autobuses más pequeños o elasticidad en el servicio en horas de mayor uso. De aquella legislatura en la que no se quiso dar participación en el pliego de prescripciones técnicas ni a los grupos políticos ni a la agrupación vecinal, que entonces realmente sí que protestaba y argumentaba.

De aquella legislatura a esta. Un período donde el PP ya no tiene mayoría absoluta y donde se ve obligado a dialogar, muchas veces en apariencia. Donde busca aliados temporales, uniones esporádicas de convivencia que un día le sirven para aprobar algo y otro día ya no le vale. Ciertamente eso es gobernar en minoría, pero no con falsedades o medias verdades. Porque el PP ha descubierto aquello de la participación y de las mesas de trabajo y lo usa magistralmente para su beneficio. Parece que reunir en una mesa ya es motivo para que en un plazo prudencial pueda fagocitar a todos y llegar a los acuerdos que considere.

Sirva esta mesa del autobús urbano. Una mesa que el PP se negó a convocar cuando tuvo que hacerlo, en la anterior legislatura. Ahora, sorprendentemente, qué curioso, el mayor beligerante de aquella mesa alaba los acuerdos de esta pese a que ha sido cerrada en falso, no contempla todas las reivindicaciones, no recupera todo lo recortado en la anterior legislatura y encima sube el billete del autobús urbano otros diez céntimos el billete sencillo. ¿Consultamos al conjunto de los vecinos su opinión? Además, parece que hay un pragmático aliado de última hora. Sí, Ciudadanos. Al rescate de Elena Nevado (¿repasamos la hemeroteca reciente?) Paradojas. De negar el pan y la sal a facilitar subidas de costes para el usuario en el autobús o el aumento de las plazas de la zona azul.

Pues esto es lo que tenemos con algo que debería ser un servicio público, que debería intentar incrementar permanentemente el uso y favorecer una verdadera movilidad. Construyeron en falso un relato, en forma de pliego, que nos hipoteca para los próximos quince años. Ahora, con la complicidad de algunos dirigentes vecinales y que parece que han encontrado su muleta política, perpetrarán una nueva subida del autobús y cambios insuficientes que no atajan lo que necesita la ciudad. Que cada polo aguante su vela.

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