Centro Nacional de Contenidos Educativos

Si tuviera que quedarme con una noticia positiva para Extremadura de estos últimas días, lo haría sin dudarlo con el Centro de Contenidos Educativos que se ha anunciado para nuestra comunidad. Tengo que confesar, a toro pasado, que tras la iniciativa ahora exportada a muchos programas electorales y que por qué no podría constituir un derecho en la revisión del Estatuto de Autonomía, como es la de un ordenador por cada dos alumnos, echaba de menos una red educativa como Averroes en Andalucía.

De vez en cuando, quien sea lector habitual, si es que tengo alguno, lo habrá notado, me sale esa vena educativo de la deformación profesional que aún no he ejercido. Y reconozco que tenía una espina clavada de no tener una plataforma donde se aglutinaran los contenidos didácticos, que se pudieran descargar y que empezara esa revolución silenciosa aplicada a la educación.

Educarex ha supuesto una apuesta capital. Rayuela ha puesto orden en lo que podría entenderse en la conciliación de la tecnología, la familia y la educación. Y ahora con la puesta en marcha en Mérida, tras el convenio firmado por la ministra de Educación, de este centro, se le da a nuestra región la enorme responsabilidad de ser los que supervisemos y coordinemos todas esas herramientas educativas tan necesarias, casi rozando lo esencial, que se necesita para darle un toque lúdico a algo suficientemente serio como es el proceso de enseñanza y aprendizaje.