Las Mestas: parada y fonda

La excepcionalidad del año y de la época me ha hecho cambiar mis planes habituales de vacaciones y pillarme apenas unos pocos días a finales de junio. He cambiado julio y el campamento donde he crecido desde el 91 por finales de junio -también rozando época campamental. He sustituido la Sierra de Gata y el Valle del Árrago por Las Hurdes y las Batuecas (también por la Vera pero en eso todavía estamos y no hay que anticiparse) Las Mestas han sido anfitriones de excepción y Bernard, un noruego que iba con el Getafe y que es igual que Schuster (Chuste) un pionero y visionario en esto del turismo rural. Hace más de diez años se embarcó en su proyecto de Las Cabañas de las Mestas, en plena ruta por el viaje que hiciera Alfonso XIII y en un entorno virgen, poco explotado y afortunadamente tranquilo. Un entorno que combina lo natural y lo tradicional con el desarrollo rural: en Las Mestas se levanta una de las Hospederías regionales y los móviles también tienen cabida en la cuna del Tío Cirilo, del Ciripolen y de la antesala a Las Batuecas. Siguiendo con la publicidad gratuita de "Las Cabañas", es digna de mención la cocina y la variedad, hecho con mimo y con un precio absolutamente competitivo. La piscina natural, el chiringuito y los pólenes, cremas, mieles y demás hacen el resto.

Cerca de todo ello, a dieciseis kilómetros de terrible subida... La Alberca, lugar exquisitamente recomendable, aunque quizás demasiado explotado en cuanto al turismo (atrévase el sector privado al término medio en muchos puntos de Extremadura y le daremos la vuelta entre todos); entre curva y curva, y confusión mediante, Las Batuecas y el Monasterio que casi vimos por dejarse los monjes eremitas abierta la puerta.

También Ladrillar y Cabezo -que no Cerezo- han sido ingredientes de unos días intensos de vacaciones que ahora mismo prosiguen en La Vera. Esta es una consecuencia de nuestra Extremadura. Poder haber estado en Hurdes y ahora en la Vera y disponer de tiempo y de medios para seguir actualizando el blog.