Volando voy como pretexto
Este fin de semana he visto en Hervás "Volando Voy". Me habían dicho que era una buena película, pero sinceramente desconocía la temática. Vengo de leer, como se habrá visto "El profesor", tengo un libro de tratamiento de grupos y además en un tiempo libre merecido me doy el gustazo de ver una película bien hecha que muestra con todo lujo de detalles la lamentable educación de un crío -con un papel digno de Fernando Tejero- la ambientación lograda de la época y la influencia del grupo de amigos para el devenir del futuro de un niño, "El Pera" en este caso.
Pero me sirve como pretexto, qué buen pretexto, para matar mi gusanillo profesional de la educación social, para tener la cabeza a mil revoluciones pensando en cómo intervenir en casos así o cómo atajar no este tipo de conductas, que ya son extremas, sino otras de menor índole y difíciles. Me acordé y recuerdo ahora como si fuera el primer día el momento de empezar a trabajar en campamentos de verano con chavales de centros de menores, verlo como un reto y saber ahora que fue una elección adecuada, necesaria y que salvo muy contadas excepciones ha tenido resultados modélicos.
Me sirve como pretexto, por tanto, una película como Volando Voy -en cuanto pueda me haré con el libro- para un reciclaje intelectual permanente y necesario, para interiorizar este tipo de conductas y para, al menos en la teoría, sobre el papel o en la pantalla identificarme con las medidas correctoras.
En fin, un pretexto de aire fresco, un colofón para un par de días inmejorables en Hervás.
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