Reducción de altos cargos y el PP de Extremadura

Extremadura tiene un partido político, el PP, que actúa de modo muy peculiar. No han alcanzado aún el gobierno autonómico y nadie se ha parado a enseñarles cómo actuar en el hipotético y remoto caso de que lo logren. De ahí que actúen con frivolidad y ligereza y sin ningún tipo de rubor con la oposición que practican. Acostumbrados a caer en el desánimo y en la confrontación, esta legislatura está siendo para ello un curioso calvario. Han tenido ya, contando al del blog en sepia, a cuatro portavoces. Complicado es para un grupo parlamentario o para un partido político adaptarse a eso. Sin embargo, su particular modo de sobrevivir en la oposición hace que su trabajo, nulo y gris, no desentone esté quien esté.

Desde que el del blog en sepia, ese que me comenta en mi blog y que tiene faltas de ortografía, es el presidente regional, la estrategia va en una sola dirección. Decir lo que los ciudadanos quieren escuchar en cada momento. Confunden popular, su apellido, con populismo, su carácter, y a voz en grito van prometiendo lo que cada cual quiere oír. Curiosos han sido los cambios de opinión en relación con Almaraz o con la fusión de las Cajas de Ahorro.

Iré al grano, porque curioso está siendo también el devenir en relación con la propuesta responsable y valiente de Guillermo Fernández Vara en relación con la progresiva reducción de altos cargos. Es cierto que el Partido Popular lleva tiempo proponiéndolo. Pero como quien propone también la creación de una caja de ahorros única en España o quien se jacta, sin saber qué dice, que habla extremeño. Son monagadas. Únicamente quien tiene la responsabilidad de gobernar sabe cuándo, cómo y por qué tomar y adoptar determinadas decisiones. Por eso ahora ha anunciado Fernández Vara la reducción progresiva y por eso el PP dice cualquier cosa en cualquier momento. Por eso, tras el anuncio, la Junta de Extremadura con su presidente a la cabeza estudia concienzudamente cómo hacerlo mientras que el PP, con el pie cambiado lanza propuestas sin sentido.

Me referiré a la última, a la del secretario general del PP, Fernando Manzano, acostumbrado a ser el que lanza las monagadas más absurdas, pues solo a Monago se le puede ocurrir el despropósito dicho esta mañana. Resulta que, de buenas a primeras, el PP quiere hacer aquello del tú más con lo de los altos cargos y en vez de acudir a Celdrán para proponérselo pues han propuesto que la medida se aplique a los consorcios y patronatos donde participa la Junta de Extremadura.

Cualquiera con dos dedos de frente sabe que jurídicamente cada consorcio y cada patronato son diferentes y que políticamente son aún más distintos. Ninguno se parece a otro. De ahí que existan diferentes consorcios y patronatos. ¿No habría pues que estudiar caso por caso y ver cada consorcio, cada patronato?

Porque generalizando frívolamente nos encontramos con, por ejemplo, la Fundación Orquesta de Extremadura. ¿Despedimos al 30% de sus músicos? ¿A los de viento o a los de percusión, señor Manzano? También está el Consorcio 2016 ¿Eliminamos el 30% de su estructura y nos despedimos de la carrera por la capitalidad? ¿Qué diría la portavoz eventual Nevado después de lo que les ha costado formar parte del mismo? También nos encontramos con la Academia Europea de Yuste ¿Quién organiza la entrega del Premio Carlos V a Javier Solana? ¿Los monjes jerónimos? También está el Consorcio de Mérida ¿Despedimos a personal directivo a costa de ralentizar hasta la extenuación licencias y permisos arqueológicos? ¿Qué diría el portavoz de turno del PP en Mérida? Por no hablar del Festival de Mérida, con casi un millón de páginas en Google; o de Fundecyt, que nos sigue colocando a la vanguardia del conocimiento o de los Consorcios Gran Teatro o López de Ayala

En definitiva, otra medida de corto recorrido. Cada Consorcio, cada Fundación, tiene sus necesidades. Y estoy seguro que si alguna puede seguir funcionando como hasta ahora con menos recursos humanos lo hará. Pero desde la responsabilidad y la valentía.