miércoles, 7 de abril de 2010

Yo estoy con Miguel López, concejal de obras de Cáceres


El Partido Popular cree que hace bien en pedir la dimisión de Miguel López. Precisamente en unos días donde parece que a nivel nacional han dicho eso de prietas las filas y nadie se mueve de su silla, aunque escándalos hay para ello y para más. Sería absurdo por mi parte que una estéril polémica local derivara en comparar la petición de dimisión en Cáceres con Gürtel. No lo voy a hacer. Porque materia hay para contrarrestar la hipocresía del PP con argumentos y con nombres y apellidos.

Para encuadrar la situación, acudamos a la aplicación de la decisión de eliminar un escudo franquista, en virtud de la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica. Parece que existen argumentos que indican que el escudo puede terminar siendo restituido, en una situación tan surrealista como nuestra ciudad, donde el PP defiende que se eliminen otros escudos franquistas, pero ese no. Por no ser franquista, claro. No entraré en el fondo del asunto. Parece que el asunto ha sido puesto en manos del Ministerio de Cultura, cuya opinión técnica será definitiva para restituir o no el escudo. Sí que quiero hacer un apunte. La intencionalidad con la que se colocan determinados símbolos es mayor que el significado que placas o escudos representan con el tiempo. Me explico con otro ejemplo para volver al anterior. La Cruz de los Caídos de Cáceres fue colocada en un momento y con la intención de rendir memoria a los caídos del bando nacional. Por mucho que existan placas colocadas posteriormente, la intención fue la de erigir la Cruz de los Caídos para rendir homenaje a los vencidos del bando ganador. Pues bien, independientemente del dictamen final del escudo de marras, habría que hacer pedagogía histórica sobre cuál fue la intencionalidad con la que en su momento se colocó el obelisco de la Plaza de Colón de Cáceres.

Explicado el contexto, hoy el Partido Popular ha pedido la dimisión de Miguel López. Lo hace por una decisión sobre la que aún no hay decisión definitiva y sobre la que pese a esto último el concejal ya ha pedido disculpas. Lo hace porque sabe que Miguel López es una persona honesta, un demócrata convencido que militaba activamente en política antes, incluso, de que contáramos con el escudo que actualmente contamos en España.

Pero lo hace sobre todo porque Miguel López está demostrando una solvencia fuera de dudas en la gestión de su concejalía y eso al PP le duele. Sabe que es un área central del gobierno y un espacio que el ciudadano agradece la toma de decisiones y la capacidad resolutiva del concejal de turno.

Por eso la dimisión la ha pedido directamente la portavoz del Partido Popular. Porque sabe que sería de chiste que lo hiciera el alter ego de Miguel López en el grupo municipal popular. Sería de chiste que el concejal Rumbo pida la dimisión de nadie, porque él mismo tuvo que irse cuando fue condenado judicialmente en la anterior legislatura por asuntos de asociaciones vecinales. Pero no se fue. Por eso lo de hoy del PP no se sostiene. Por eso estoy con Miguel López

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