jueves, 30 de septiembre de 2010

Miau


Decía John Lennon algo así como la vida es aquello que te sucede mientras que tu te empeñas en ir haciendo otros planes. Pues bien, justamente lo contrario siento que sucede con mis dos últimas lecturas. Empiezo con la última por la actualidad que tiene. Se trata de Miau, de Pérez Galdós, una historia que sucede en esa España que parece una fotografía fija, esa España que uno puede ir superponiendo que al final le dará siempre unos indicadores que ahí se mantienen.

En esa foto fija siempre podremos ver la España de la charanga y pandereta, la de las dos Españas o, como en este caso, la del estado tomado a chanza por los que deberían ser sus mayores defensores o protectores: los trabajadores.

Un libro donde Galdós retrata a todos casi por igual, protagonistas o secundarios. Donde todos son protagonistas o corresponsables de una situación por acción o por omisión. Donde la ética se sitúa fuera, siempre fuera, y donde lo corrupto está dentro, siempre dentro. Donde los de fuera y los de dentro se enzarzarán siempre en una disputa con pocos visos de arreglo.

Villaamil, el cesante, es el Don Quijote de la función pública. Aquel que lucha contra unos elementos demasiado puestos en tela de juicio y demasiado bien traídos ahora que acaba de finalizar una huelga general donde se ha visto poco pero se ha dejado entrever mucho, pero eso merece otro post.

Un libro trágico con sorna traída a espuertas en ocasiones y no en menos situaciones hiperbólico. No falta de nada para un cuadro costumbrista de familia tradicional. Una foto fija de un tema recurrente. España, los españoles, el trabajo y los trabajadores

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