Deporte y doble moral
Estamos acostumbrados a usar la expresión doble moral para otras cosas. Hoy la voy a emplear en el deporte. Días antes del mundial de baloncesto asistimos a una pelea de barrio, sin el eufemismo tangana, en medio del Grecia - Serbia. Partido, por otra parte, quién lo diría, amistoso.
Anoche, otro amistoso, también de baloncesto, el China - Brasil, terminó en una nueva pelea de barrio. El partido fue suspendido. El mismo desenlace que el Italia - Serbia (otra vez los serbios) aunque esta vez de fútbol.
En todos los casos, en los tres, otra expresión hecha y, vistos los precedentes del Grecia - Serbia, hueca y de cara a la galería: "importantes sanciones". Si nos atenemos al precedente del primero de los partidos, las sanciones serán testimoniales.
Ahora bien, los aficionados serbios están empezando a ser detenidos y muchos sectores directa o directamente implicados moverán cielo y tierra para que no pisen un estadio de fútbol. ¿No cabría la misma sanción para los jugadores que provocan esas peleas de barrio en medio de un estadio y que terminan siendo un mal ejemplo para quienes les ven? ¿No son hipócritas dirigentes deportivos y periodistas de postín reclamando para anónimos y fanáticos hinchas la mayor de las sanciones y siendo pusilánimes con rutilantes estrellas del fútbol o del baloncesto?
En ocasiones nos quedamos cortos, y en otras, nos pasamos de vuelta. Y mientras, las imágenes dando la vuelta al mundo y quienes pasado mañana sueñan con ser jugadores de élite, mañana verán cómo a sus ídolos de hoy, boxeadores ayer, les sancionan con unos partidos simbólicos.
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