Honestidad autonómica. Independencia, iva cultural, Cataluña y Extremadura
No pillan de sorpresa los exabruptos que desde el núcleo duro del independentismo catalán surge con motivo de la Diada. Es normal. A eso se añade la preocupante situación económica de un territorio como el catalán que indudablemente ha destinado muchos recursos a programas e iniciativas que en casi cualquier otra autonomía, desde que las autonomías son tales, hubiera sido más que prescindible. Así pues, la típica muestra de aparente irracionalidad catalana de todos los años, el pulso del quiero y no puedo, parece que este año va más lejos, pero solo lo parece. Es la presión de siempre, esa que pretende ordenar el estado de las autonomías desde la queja de un supuesto independentismo que tiene poco recorrido, tanto como el que duran las respuestas a cualquier pregunta menos a las fundamentales.
Lo que sorprende en este asunto autonómico es la postura que ha adoptado Extremadura. Porque pese a todo, y pese a muchos, Monago es presidente de Extremadura y su postura en relación con el IVA cultural es una muestra de esa falta de honestidad autonómica que siempre han tenido a gala representar comunidades como Cataluña, amparadas en un halo de patente de corso en la que elección general tras elección general la aritmética parlamentaria y los recursos económicos, muchas veces vía enmiendas y de tapadillo, hacían el resto. Nuestra región, mientras tanto, ha participado siempre, hasta ahora, de una intachable lealtad al estado de las autonómias, aquel donde la solidaridad territorial, y las cuentas de Europa han ido siempre de la mano de un respeto a unas leyes estatales que, salvo injerencias manifiestas (temas de agua, por ejemplo), han contado siempre, haya gobernado quien haya gobernado, con nuestro apoyo y si no ha sido así al menos ha existido una discrepancia ordenada y con criterio.
Lo que lleva pasando desde hace días, insisto, es una apresurada deslealtad y una falta de honestidad de nuestra autonomía con la legislación vigente. Solicitar, defender y demandar únicamente la rebaja de un impuesto estatal para una de las autonomías de nuestro país es complicado de llevarlo a efecto desde un punto de vista legal, y sobre todo mucho más complicado que esta hipotética rebaja abarque a todos los que tradicionalmente engrosan la lista de la industria cultural extremeña.
Estoy en absoluto desacuerdo con la subida del IVA, y en particular con el incremento al sector cultural, pero en toda España, no solo en Extremadura, porque la cultura extremeña, nuestra literatura, nuestro teatro, nuestra historia, nuestra identidad en definitiva no tendrían sentido si no las enmarcamos en la cultura, literatura, teatro, historia e identidad de España. Porque además, la industria cultural de nuestra región necesita convivir con otras industrias culturales, y también a la inversa. Lo contrario sería un mercado endogámico que por pequeño y reducido no traería otra cosa que malas noticias.
Además, todo este planteamiento se hace de forma demagógica y con mucha suficiencia, olvidando que ya se ha renunciado a mucho y sin mostrar si estamos dispuestos a hacer un sobreesfuerzo añadido. Me refiero a que al presidente Monago se le llena la boca con la importancia de la cultura en la promoción de Extremadura cuando ha separado las competencias de turismo y de cultura del organigrama de la Junta de Extremadura, ha eliminado programas tan conocidos como Marca Extremadura o ha reducido hasta la mínima expresión partidas presupuestarias como las de exposiciones nuestros museos y ha bajado significativamente ayudas y subvenciones culturales muy diversas.
Parece que lo que iba a ser una medida estrella se quedará en unas propuestas enmarcadas en el próximo proyecto de presupuestos. Imagino, porque es el estilo, que ese supuesto apoyo de la cultura de la derecha, irá de la mano de un chantaje a los partidos de la oposición, especialmente al PSOE. Mi opinión personal: pactemos lo que sea necesario para la mejor promoción de Extremadura, pero con dos condiciones fundamentales: la primera, que todos en la Asamblea de Extremadura se muestren de acuerdo en exigir al gobierno de España la bajada del IVA, especialmente en el terreno cultural; y la segunda que solo tiene sentido pactar nuevas ayudas a la cultura como sector estratégico si se restituye la anterior política de ayudas y programas culturales, empezando por Marca Extremadura y siguiendo por todas y cada una de las ayudas a las que podía optar la industria cultural extremeña.
Lo contrario será ir de pedigüeños sin mostrar un esfuerzo y una madurez autonómica acorde con nuestros treinta años de historia y de profunda lealtad. Pero parece que lo que toca ahora es jugar a parecernos a otros, con peores formas y estilo y sobre todo con poca honestidad autonómica.
1 comentario:
Honestidad es algo que falta mucho en este mundo francamente...
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