Ceuta y Melilla
25 años después, y sin comicios electorales de por medio, un presidente del gobierno viaja a Ceuta y Melilla, todo un ejemplo de compromiso y de solidaridad entre territorios.
¿Harán alguna crítica los amigos del rajoyrendum?
25 años después, y sin comicios electorales de por medio, un presidente del gobierno viaja a Ceuta y Melilla, todo un ejemplo de compromiso y de solidaridad entre territorios.
¿Harán alguna crítica los amigos del rajoyrendum?
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:02 a. m.
0
comentarios
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
10:46 a. m.
0
comentarios
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
6:20 p. m.
0
comentarios
Ahora que el Diccionario Panhispánico de Dudas está en su segundo o tercer mes de publicación, creo que el PP ha roto moldes al acuñar un nuevo concepto. Lejos de aquella campaña de Campany (de Juan, que no de Jaime) e ilustrada tan fielmente en el libro "El Efecto ZP", al PP le quedó el regusto de no tener un think thank tan potente en publicidad como esas dos siglas.
Por este motivo, y quizás lejos de su mejor momento, Rajoy ha acuñado el RAJOYRENDUM, una nueva manera de hacer referendum, una bebida refrescante para los inconstitucionalistas promovida desde quienes alertan de la ruptura de España con el impagable patrocinio mediático de Antonio Tejero.
Todo un alarde de reparto y de figurantes, de escenografía y de tramoyistas que sería digno de un montaje de Animalario: "El Rajoyerendum"
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
6:09 p. m.
0
comentarios
Me ha sorprendido muy gratamente. Tendré que ver la película (o las películas, que fueron tres). Me inquieta saber cómo consiguieron cuadrar en vídeo toda la trama, si los personajes tan de carne y hueso en el libro están a la altura en las películas. Si de los Corleone se puede aprender algo, o de la Mafia mejor no hablamos.
Bárbaro Mario Puzo
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
10:11 a. m.
0
comentarios
Etiquetas: cine, literatura
Al buen amigo Angel tuvo el gusto de conocerle hace años, en Caminomorisco. Una Feria de Asociaciones, la más numerosa que se recuerda hizo que estuviéramos allí. Se nos invitó a acudir, a una sala abarrotada, con el único aval de su pertenencia a un grupo de música. El nombre de Ángel, por sí mismo, no decía nada.
Pero sí que nos decía, aunque vaga y simbólicamente, el nombre de Jarcha. Ey, que ése es el grupo de Libertad, Libertad... Ese fue el pensamiento que muchos tuvimos aquel día. Al final, qué duda cabe que no era un ex componente de Jarcha. Todos descubrimos a Angel Corpa y una nueva manera de trabajar en valores, a través de la poesía y de la música.
Y hace poco tiempo se me cruzó en la cabeza su nombre: venía como anillo al dedo para clausurar nuestra entrega de premios en Plasencia. Casi a ciegas, sin prácticamente preguntar, de nuevo con el aval de su pertenencia a Jarcha volvió a venir. Juan Carlos, placentino de pro, periodista eficaz y manager sin par se lo perdió. Seguro que lo sintió mucho.
Allí acudió y no volvió a defraudar. LLegó siendo un ex de Jarcha. Se fue ya como Angel Corpa.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
9:57 a. m.
0
comentarios
Etiquetas: juventud, memoria historica, musica
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
9:50 a. m.
0
comentarios
Etiquetas: juventud, juventudes socialistas, memoria historica, plasencia
Lo sé y lo reconozco: he llegado tarde a Landero. Afortunadamente el tiempo justo para una reedición revisada de sus "Juegos de la edad tardía". Curioso tipo el tal Faroni Olías Osián (¿o cada uno se corresponde con otro?). Interesante desdoblamiento de la personalidad sin ningún trastorno bipolar por medio, simplemente por una mala gestión vital. Todos, en definitiva tenemos algo de Faroni, lo que nos pasa es que no todos tenemos a Dacio Gil Monroy.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:21 p. m.
1 comentarios
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:09 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: comunicacion, extremadura, juventud
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
10:55 p. m.
3
comentarios
Etiquetas: america latina, mujer
Aquella noche había conseguido acostar, casi con malas formas al pequeño. Enseguida se puso a envolver y a colocar regalos debajo del siempre agradecido árbol. La casa de tres plantas y la chimenea del salón eran testigos fieles y callados de las comodidades y del lujo.. Como siempre, o como acostumbraban ambos de un tiempo a esta parte, intentaba compensar las pocas atenciones al chaval con regalos de todo tipo. La Play y 5 juegos eran las estrellas de la noche. Sin embargo un regusto, una mirada a aquella foto de la infancia encima de la decorativa chimenea, le hizo pensar en sus ocho años.
Cuando chico, él siempre se despertaba temprano. Bueno, realmente, era incapaz de dormir aquellos cinco de enero. La emoción siempre le podía cuando se trataba de desenvolver regalos y de mirar debajo del árbol. Con apenas ocho años demostraba una gran viveza y mucha habilidad para algunos juegos. No era un superdotado, ni mucho menos, pero sí un niño vivaracho, dicharachero y despierto, tanto que le costaba prestar atención a las cosas cotidianas. Sus padres, que querían mantenerse, de momento ajenos a las modas se ilusionaban para tenerlo cercano a que siguiera cultivando la imaginación. Por eso, junto a algunos sencillos libros, le regalaron un ajedrez.
Emocionado por los libros, por raro que parezca, se decantó por La Guerra de los Botones, un libro clásico de Pergaud donde dos pandillas de colegios rivales disputaban el control del bosque, de las chicas y de lo más importante, el orgullo. Tanto se metió de lleno, que el ajedrez tardó tiempo en ser utilizado. Sus padres, conocedores ambos de reglas básicas y de los movimientos, aventuraban que podría ser una manera eficaz de que mejorara ese déficit de atención y que por tanto, aumentara su capacidad de concentración. Al menos, consiguieron enseñarle movimientos y algunas jugadas y al final fue una de sus más queridas aficiones.
El cansancio y haber terminado recordando aquellos años le hizo acostarse. Mal que bien, terminó de envolverlo. Nadie podía ayudarle. Su prepotencia y su arrogancia de la adultez le habían hecho separarse de su mujer y renegar de su familia.
A la mañana siguiente bajó al garaje, desempolvó el ajedrez y se lo enseñó a su hijo. Con apenas ocho años la indiferencia le hizo acto de presencia: la Play le había enajenado, quién sabe por cuánto tiempo.
Cogió, resignado, el ajedrez. Avergonzado por un juego tan rústico en una casa tan moderna lo montó en su sofisticado despacho. Él siempre habia jugado con negras. Sin embargo aquel día, muchos años después de su última partida descubrió que no tenía ni reina negra ni alfiles negros. En su lugar aparecieron majestuosos reyes que apenas podían avanzar de casilla en casilla, timoratos e inquietos, con mucho miedo, sin saber qué hacer. Así jamás podría volver a jugar al ajedrez. Su hijo entonces ya había abierto el tercero de los juegos, aburrido por los otros dos. Se notaba en sus gritos que no se conformaba y que no soportaba ser incapaz de perder.
Él seguía con su juego, con su viejo ajedrez. Y pensaba en la reina negra y dónde podría estar. Una reina puede moverse libremente, guía la partida, arrastra a las otras fichas y salta por todos lados, puede con casi todo que se le ponga por delante. Y qué decir de los alfiles, los bravos guardianes, aquellos cuyo único objetivo, que no era poco, era trazar diagonales, líneas más largas que las rectas, menos convencionales... más arriesgadas en definitiva.
Torció el gesto. El grito de su hijo maldiciendo el cuarto de los juegos apenas le inmutó. Su juego de ajedrez, sus piezas negras, ya no se podrían jamás mover como antes: ni libres y guiadas por la reina ni podrían arriesgarse con los alfiles. Le quedaban los reyes timoratos, ahora, sin reina, poco valientes; la torre que siempre duda con estrictas líneas rectas; el caballo que salta en ele, con movimientos, pues, muy cortos, y los peones, desorientados ante la situación, con pasos muy lentos, intentando avanzar.
Al fin, la puerta del despacho se abrió con cierta soberbia. Su hijo había descubierto que los juegos de la consola no le gustaban. Como un perro sediento de sangre pedía más, en un pozo sin fondo, no era capaz de discernir, con ocho años, lo justo de lo injusto, tener todo a no tener nada, así que de pobreza, de solidaridad o de humildad ni hablamos. Entre dos aguas, sorprendido por la reacción del chaval, lo comprendió todo: su ajedrez estaba incompleto, avanzaba con pasos lentos, como el rey, sus peones (su siempre ocupado trabajo, su tele, su pantalla de plasma, y hasta su hijo, les marcaban el tempo de la educación), sus torres se desmoronaban y caían ante las blancas, ante la sociedad, a las primeras de cambio.
No tenía reina que le acompañara y que le aconsejara, ni alfiles que se arriesgaran y se partieran la cara por él. Comprendió, al fin, que estaba solo y que ya era demasiado tarde. Su hijo, desorientado por la reacción, apenas acertó a gritar y a pedir ayuda, cuando descubrió, que aquel estruendo era el suicidio de su padre.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
3:18 p. m.
1 comentarios
Etiquetas: nivola
Ahora que el 22 de diciembre ya es, al menos, fecha de año pasado se puede reflexionar sobre la frivolidad de la suerte. Es ése el día en el que prácticamente todas las cadenas de radio y televisión coinciden en su cobertura informativa y dejan de lado sus tendencias ideológicas para tentar a la suerte. No recuerdo que nunca haya sido agraciado con el premio uno de los presentadores, pero seguro que esa posibilidad entra dentro de los cálculos telesivos de los prestidigitadores del share que, en una mañana que al final se convierte en monótona excepto para los agraciados de verdad, están deseando buscar exclusivas de ese tipo.
Pero si ese día se concitan todas las atenciones, semanalmente muchos, de aquí, de allá y de acullá tentamos a la suerte para dar un golpe de timón. Soy de los que piensan que la suerte hay que buscarla y hay que trabajársela, porque las consecuencias de los golpes de suerte inesperados son inciertas y probablemente la caída al final es mayor que la meteórica euforia.
Por eso el dicho de que nos ha tocado salud, oído hasta la saciedad los 22delXII, debería ser un revulsivo para el trabajo y el cultivo de las inquietudes de cada uno, un canto a la austeridad y a la convivencia.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
1:21 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: sociedad
En el marco de esta palabra caben muchos pensamientos y muchas contradicciones, tantas como la amplitud de su significado. Resulta que contra Cavallo la fiscalía de Audiencia Nacional ha dictado una petición de 17.000 años de cárcel. Antes fue Pinochet, se rumoreó, muy levemente algo sobre Castro e incluso contra responsables chinos también se han estimado competentes, por no seguir nombrando algunos otros autores de "lindezas" y genociditos sin importancia.
Sin embargo esta democracia nuestra, por las urgencias de los momentos, la enorme capacidad de olvido y de perdón y por la imperiosa necesidad de superar 40 años de dictadura, parece tener el mismo síndrome que el de los aficionados de cualquier deporte, según sean entrenadores foráneos o de la casa. Esta reflexión, que mi amigo Piti utiliza esta semana en el Gigantes, tiene cierta relación con nuestras contradicciones para con las dictaduras, los dictadores, los genocidas y los símbolos anticonstitucionales.
Así, si al que se juzga es a Pinochet o a Cavallo nadie, difícilmente, levantará la voz y pondrá en duda la decisión del juez de turno. Es más, se valorará, casi con ecuánime unanimidad, su arriesgada maniobra y sus arrestos y agallas. Sin embargo, si el juez de turno intenta (por poner un caso) buscar elementos de juicio en relación con la dictadura franquista, enseguida algunos ponen el grito en el cielo. O si se eliminan símbolos usando el calificativo de anticonstitucionales (no ya dictatoriales o franquistas) otros, y posiblemente los mismos, continuarán levantando, con hipícrita rubor, la voz.
Pero vamos, la paradoja seguirá, al menos, mientras el principal partido de la oposición tenga, como presidente fundador, a un ministro de una dictadura que además firmaba y/o consentía penas de muerte.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
4:03 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: america latina, sociedad, terrorismo
Recuerdo que hace años escribí un artículo en el Hoy que se llamó Soy Extremeño. Un título así tiene gran vigencia hoy día. Pero el título requiere una explicación, no vaya a pensarse que se reclama la actualidad nada más que por reproducir guerras nacionalistas, tan de rabiosa actualidad. No se trata de eso: se trata de defender y de estar orgullosos y sobre todo de no caer en el derrotismo tacaño de siempre. Ése victimismo interesado es el que impide, muchas veces, asumir proyectos conjuntos. Porque muchos siguen acomplejados y otros, o los mismos, quién sabe, ven cómo se pierde su siempre ventajista estatus de terrateniente. Por eso, y por muchas cosas, hemos de reivindicar lo nuestro.
El Extremeño no tiene playa, pero nada que envidiar a Monfragüe, la plaza chica de Zafra o Guadalupe
El Extremeño no tiene la Biblioteca Nacional, pero todos sus pueblos tienen biblioteca o agencia de lectura
El Extremeño no tiene lengua propia, pero enriquece día a día el español como lengua materna
El Extremeño nunca tuvo un Bill Gates que monopolizara el mundo, pero ahora tiene Linex que planta cara, cual aldea gala, a los monopolios
El Extremeño no llegó a la revolución industrial, pero intenta sobreponerse gracias a la revolución tecnológica
El Extremeño fue el estereotipo de santo y de inocente. Ahora es la comunidad autónoma española con mayor índice de emprendedores de España
El Extremeño no tiene que viajar a Italia para ver conjuntos arquitectónicos ejemplarmente conservados. Basta con viajar a la ciudad antigua de Cáceres o a Mérida
El Extremeño contará con la mejor colección privada de arte contemporáneo en Cáceres, gracias a la galerista Helga de Alvear
El Extremeño que quiera saber su historia a través de los libros pudo visitar la exposición Extremadura en sus páginas: del Papel a la Web en el Meiac o en el Centro San Jorge
El Extremeño no tiene a Guijuelo. De la Sierra de Jerez salen la mayor parte de los guijuelos, que son extremeños
El Extremeño no tiene el Arco de Tito, tiene el Arco de Cáparra
El Extremeño no tiene la M30, tiene la Vía de la Plata, que merece la pena recorrer y descubrir en su riqueza patrimonial
El Extremeño no tiene a Bernardo Atxaga, Matilde Asensi o Pérez Reverte. Tiene a Jesús Sánchez Adalid, Isaac Rosa o Javier Cercas
El Extremeño no tiene a Pau Gasol, tiene a José Manuel Calderón
Ahora sí que me siento un poco más orgulloso de ser extremeño
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:37 p. m.
1 comentarios
Etiquetas: extremadura, sociedad
Recordando a Amina Lawal y a Safiya
Se levantó un tanto deprimida. Dándose la vuelta en aquella choza miró su cara y comprendió que la alegría de la noche anterior, una vez que saliera de allí, se iba a convertir en miradas de desdén por todos, en asunto del pueblo, en que todo el mundo la iba a juzgar por sus propios sentimientos. Nigeria era un lugar tercermundista para muchas cosas, pero lo que Amina y Safiya no sabían eran del ruido que unos cuernos suyos habían hecho en todo el mundo.
Un simple adulterio había derivado en una cruel lapidación. Qué hipocresía. Posiblemente Monica Lewinsky ni siquiera conoce, dada la enorme incultura de la antisociedad norteamericana, quiénes son Amina Lawal o Safiya, o ni siquiera atina a la hora de colocar en el mapa el país africano. La becaria más famosa de la Casa Blanca llenó su cuenta corriente de dólares por contar su sexo oral con Clinton, mientras que la mujer de éste reía y ambicionaba medrar en la vida política yanqui. Cosas de la sociedad más pudorosa, avanzada e hipócrita del mundo.
Poco o nada, en este caso, les importa a todos ellos, el Falcon Crest del salón oval, lo que en Africa sucede día a día. La vulneración de los derechos humanos por parte de muchas sociedades hace que lleguemos a la convicción de que no todas las culturas son válidas ni están legítimamente capacitadas para mantenerse o perpetuarse en el tiempo.
Afortunadamente, la globalización social (mucho más necesaria que la imperial e imperante globalización económica) supo reaccionar a tiempo e instrumentos que ya están al servicio de la sociedad y que no hay quien los pare, como Internet, articularon una red que hizo que esta noticia llegara (aunque no muchos días, para que nos vamos a engañar) a relegar a operación triunfo (un programa así no se merece ir en mayúsculas) de la importancia que tenía en los telediarios públicos. (recordemos que para el PP el prototipo de joven era aquel que aparecía como concursante en operación triunfo)
Sin embargo, pese al triunfo moral de quienes en su momento aportamos nuestro grano de arena para evitar atrocidades de este tipo, en el mundo se elevan interrogantes continuos de casos que no nos pueden llegar y que se pueden seguir practicando constantemente. ¿Cuántas culturas siguen permitiendo los malos tratos hacia la mujer? ¿Quiénes asumen como práctica elemental la ablación?
Tristemente, nuestros países, que se dicen desarrollados, están llenos de infragobernantes sociales y de supraeconomistas que echan números para llegar al anuncio de las burbujas de freisané con déficit cero, creando un superavit de inquietud social, consintiendo un desorden mundial y abogando por las guerras preventivas. ¿Para cuándo antepondremos a todo ello (el petróleo, el poder y la riqueza) las personas, las vidas humanas y la felicidad? Seguro que para nunca, para que la utopía siga llenando el vacío del idealismo y del progreso y que, mientras tanto, sigamos viviendo llenos de Lewinskys, de Pajares y de Arnys Suaseneguers. Por cierto, parece, al hilo del gran gobernador americano, que en su Austria natal mantienen cordura y por no conmutar la más reciente pena de muerte ha perdido el nombre de su estadio de fútbol.
Frente a todo esto, usemos Internet, empleemos el phising, creemos redes y telas de araña, mejoremos poco a poco nuestro mundo y no tengamos rubor en ser motores que muevan a la sociedad, porque, decididamente tenemos que seguir pensando que la felicidad de las personas debe ser posible.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:24 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: comunicacion, cuadernos de intereses, mujer, sociedad
Mi primera lectura de Saramago ha sido su último libro (esperemos que no sea su ÚLTIMO libro). "Las intermitencias de la muerte" cuenta con un argumento fácil y tremendamente sencillo. Justamente es esa sencillez la que te mete de lleno en un mundo sin muerte, pero caótico. Muchos de los argumentos los vas pensando, incluso antes de que te los cuente, pero el portugués, me imagino que con la inestimable ayuda de Pilar del Río ha sabido encauzar todo con lógica inteligencia.
Son, no obstante, dos libros en uno, quizás enlazados con algo de calzador con el nexo de la muerte, una muerte en tercera persona que da paso a una personificación de la mu(j)erte
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
12:55 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: literatura
Nunca había escuchado, ni leído antes, he de confesarlo, el nombre de Juan José Campanella (creo que se llama así). Sí que tenía referencias, y muchas, de la gran maestría del cine argentino, y de sus artistas, de lo evocador, de lo persuasivo y de lo embaucador de su lenguaje, pero es cierto que al cine argentino, al creado por Campanella, he llegado tarde. Tan sólo he visto "El hijo de la novia", una estupenda película, y eso fue hace poco, años después de estrenarla.
Por este motivo es sorprendente ver una propuesta nueva en la televisión que tenga un sello argentino, el marchamo de una sociedad que tanto nos debe y a la que tanto debemos, en un mundo globalizado de ida y de vuelta. Ojalá que en los potenciales espectadores nadie alerte del riesgo de fractura televisiva y que podamos, audiencias y publicidad mediante, ver entera la propuesta (que no se descarta, en boca de su realizador, volver a ampliarla)
Por lo pronto el inicio es comprometedor: 1934 y la revuelta asturiana. He de reconocer que no me termina de convencer del todo. Una fecha y un pretexto demasiado utilizado por los Vidales y Moas de turno para eliminar la responsabilidad franquista de la guerra civil y de la terrible dictadura. No son, pues, los gallegos de siempre en la Argentina encasillada: tampoco lo hubieran sido los Alterio, uno con mucha escuela y otro con el añadido de la de Cristina Rota, si hubieran sido más fieles con unos tópicos que aquí, sí, son necesarios. Probablemente el realizador ha buscado una neutralidad y una transparencia, fiel a una potencial audiencia que no hubiera logrado de ambientar esto en la Guerra Civil o en la más cruel de las Dictaduras.
Pero, sin embargo, he de reconocer que la propuesta de Vientos de Agua es sumamente interesante. La vida de ida y vuelta, la de los españoles argentinos y la de los argentinos españoles. Tiempo para la ironía o para vender nuestra tristeza, como aquella pincelada en la que un pobrecito español (¿no podría haber sido de otro país?) ignora el francés confundiéndolo con el alemán.
La música, sin embargo, es el idioma universal, en un barco sin clase, sin lenguas y con todas ellas, donde al final triunfa la esperanza por una vida mejor: por huir de Mussolini, por el temor a ser represaliado como judío o por la añoranza del hermano que debía estar en el lugar de uno.
Pero al final, en esta serie, triunfa la alterglobalización (o la globalización social) con la esperanza, siempre, de que otro mundo es posible. Nuestro mundo debe cambiar, porque si Aznar no consiguió ni siquiera a la vista de Argentina arrebatarnos España a los españoles (Héctor Alterio dixit) no vamos a ser menos los que, pese a las atrocidades sociales, económicas y ambientales, reconozcamos que el mundo es de los mundanos, que somos las personas, y como tales, hemos de disfrutar de él.
Que corran, pues, vientos de agua y que esta serie permita hacernos, sin duda, más ciudadanos del mundo y que convierta "la palabra libre en la ciudad libre" (Manuel Vázquez Montalbán). Por un mundo más feliz
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
11:59 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: america latina, inmigracion, sociedad, television
Escribir y pensar debe ser un acto de naturalidad, de espontaneidad en cómo uno actúa y cómo quieren que le vean los demás. Tal y como eres, tal y como somos. La sofisticación, la pijería de la personalidad entiendo que no vale para mostrarse tal y como uno es, a no ser que ya de por sí seas un sofisticado.
Por eso no entiendo lecturas de escritores y sobre todo de personas a las que conozco en la que terminan convirtiéndose en monitores crts o tfts, según su equipo informático. Terminan, pues, siendo otras personas, pues su presencia en internet termina siendo una evasión, un transtorno bipolar cibernético, una ocasión para que acuda a ti quien crees que eres o, a lo peor, quien realmente eres.
Escrito por
Paco Hurtado Muñoz
a las
8:44 p. m.
0
comentarios
Etiquetas: hornos, nuevas tecnologias, sociedad