martes, 21 de marzo de 2006

Efecto imán



Los polos opuestos se atraen, definitivamente. Esto, que podía ser una declaración de intenciones en una conversación con otras miras, es lo que pasa en el ruedo político español. Como si en lenguaje taurino Jesulín y Curro Romero se declararan admiradores mutuos. Lo heterodoxo y extravagante frente a lo conservador. El espíritu Carod frente a lo Fraga de Palomares.

Porque sobre esto último es sobre lo que gira este artículo. Sobre el impacto o la paradoja (por no abusar de esta palabra una vez más no he querido que sea la protagonista de un nuevo título) que supone en la vida política española percibir que el PP y ERC, antagonistas en todo, votan de la mano, coinciden en la votación final del texto definitivo del Estatuto que sale de la Comisión Constitucional.

Indemne físicamente sale ERC; no así Trillo al que un disgusto, o un lapsus (fijo que bicicleteaba muy a la derecha) le ha hecho aparecer magullado en el congreso. Sintomático es, pues, la votación, y los compañeros de cama, enemigos íntimos, amistades peligrosas o cualquier otro título cinematográfico que pudiera pensarse.

En esto la opinión pública andará a la que salta, como se suele decir, porque no olvida manifestaciones de radicalidad o de conservadurismo hechas por ambos extremos cuando criticaban las posiciones que adoptaba el gobierno en la materia. Como todos coincidimos en que en el término medio está la virtud, aunque suene a topicazo, algunos tienen difícil escapatoria. Mariano, tu popularidad sigue bajando.

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