Transferencia cultural

Leía hace días unas declaraciones de César Calderón en las que hablaba de internet y definía a la red como un elemento de democratización masivo. Hace años asistí a unos debates, ya comentados en mi blog, que procuraban el trabajo de escolares a través de la respuesta de una pregunta; que era algo así como si las nuevas tecnologías podían ser capaces de igualar a las sociedades; finalmente, Carmen Heras, la alcaldesa de Cáceres, alertaba del peligro que encerraban las tecnologías en la creación de una brecha digital. Todos los argumentos, todas las reflexiones tienen su valía y su razón de ser. Desde que estuve en la Capilla Sixtina, el pasado lunes siete, llevo reflexionando a mi vez sobre todo esto y un poquito más.

Comparto las posibilidades de César, creo que hay que tener presente las imprevisibles consecuencias que pueden generar no tener herramientas para el acceso a la red y finalmente esto último puede desembocar en lo que decía Carmen. En una brecha digital.

Vayamos a lo positivo. Pensemos en las posibilidades democratizadoras y en todas las consecuencias de progreso y de mejora social que ello conllevaría. Imaginemos, por un momento que un viaje organizado de quince personas, de diferentes generaciones y de diferentes lugares de una ciudad o de una comunidad autónoma acuden a un lugar de incidencia cultural, turística o medioambiental. Mejor, todo junto. Pensemos en las imágenes de las cámaras de fotos con tarjetas de gigas que no se terminan. En cámaras de vídeo reducidas. En móviles que hacen de todo. Reflexionemos en entradas y salidas de museos, de monumentos, de espacios naturales. Imaginemos la vuelta a casa. Estudiemos las caras y las explicaciones. Algo falla. El interés, la iniciativa, la transferencia de conocimientos, la inquietud por conocer... Porque de lo contrario, si todo fuera como podía ser, la cultura invadiría día a día nuestras vidas. Y mientras que no suceda eso, internet será una herramienta etnocéntrica, pese a sus infinitas posibilidades.

Dejemos las granjas y los tests de facebook o los mensajes chorras de tuenti. Apostemos por estudiar asignaturas a través de los viajes que han hecho personas que conocemos o lugares donde hemos estado. Compartamos conocimientos y transfiramos cultura, que es muy sano.