domingo, 7 de febrero de 2010

Cartas boca arriba: El plan general municipal de Cáceres


Desayunarse esta semana con la propuesta de una nueva exposición pública del Plan General Municipal habrá cogido a más de uno con el pie cambiado. Después de cómo se ha logrado aprobarlo, después de todos los plenos en los que se había tratado el tema, después del definitivo trámite de la Comisión Regional de Urbanismo... surge una propuesta original que solicita una nueva exposición pública. ¿Quién es el ideológo de tamaña desproporción? ¿Acaso se está jugando al ratón y al gato entre la oposición y el partido que la sustenta?

Lo que ha hecho el Partido Popular ha sido cometer una grave irresponsabilidad. En una ciudad mayoritariamente conservadora como es Cáceres al electorado del Partido Popular le habrá resultado raro, pero lo incluirán en el capítulo de las anécdotas. Nos quedaremos, afortunadamente, sin saber qué le hubiera parecido a ese mismo electorado si quien hubiera hecho esta petición sin sentido hubiera sido el Partido Socialista.

Me da la impresión de que aquí hay una partida de cartas un tanto extraña. Hay varios jugadores encima de la mesa. Algunos juegan al mus y van de farol. Pavón es jugador de chicas y ya se sabe lo que se dice. Jugador de chicas, perdedor de mus. Pero ha logrado encaramarse a una mesa donde ni por asomo se imaginaba estar. Otros, los más simplones, juegan a la siete y media. Pocas cartas, pocas normas y sin embargo juegan fuerte. Jugar la partida, para ellos, es lo de menos. Lo importante es influir en quien ha organizado la mano. Luego está Elena Nevado, que juega al tute y lo único que consigue es que la canten las cuarenta, cada vez en mayor número de ocasiones. A ella lo que le gustaría es hablar con Pavón y ser su pareja al mus. Pero la obligan a jugar al tute. Y para finalizar, los que hacen de croupier, los que barajan y deciden a qué juega cada uno. Ninguno de ellos se sentará en el salón de plenos.

Lau León y Elena Nevado salieron hace días a enseñar sus cartas. Argumentaron de forma inconexa. Se notaba que esa partida no habían decidido ellos jugarla. Demostraron que forman un tándem inestable, que estaban fuera de juego, que no se sienten cómodos haciendo de pareja política.

Mientras, desde fuera, los que barajan sus cartas, regocijados, esperaban resultados. Si triunfaba su propuesta, habría lugar para presentar nuevas alegaciones. Si no, algunos empezarían a estar amortizados para seguir sentados en la mesa jugando. Dos por el precio de uno, que dijera en otra época Felipe González refiriéndose a Alfonso Guerra.

Me da pena que no haya una nueva exposición pública. Me hubiera gustado saber quién hubiera presentado alegaciones. Pero claro, creo que me llevan a su terreno. Porque quienes anteayer jugaban a las cartas, ayer querían jugar al Simcity con nuestros intereses. Y gobernar no es un juego. Entiendo que es algo mucho más serio.

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