Ley de Convivencia y Ocio
Hace años, Extremadura vivió un proceso revolucionario. Fue la Campaña Futuro. Altamente recomendable para todo aquel que ve la intervención social como algo fundamental. No todo partió de Ibarra, ni mucho menos, ni fue una ocurrencia del presidente como algunos desde entonces vienen jactándose en decir. Parece que cuando el Presidente de la Junta de Extremadura lanza una propuesta que viene refrendada por datos objetivos, éstos pierden, para la oposición, total legitimidad. En aquel momento, en 2.001, los datos eran estudios realizados en el terreno de las cuatro ciudades con mayor población de Extremadura a los jóvenes. A partir de los resultados, preocupantes sobre todo en lo que hacía referencia a los menores de edad, se lanzó como llamamiento a toda la sociedad buscar la solución del problema. Nació así la Campaña Futuro. El mayor estudio de respuesta social hecho nunca en Extremadura, que implicó en su organización a más de 1.000 personas de sectores tan diversos como el educativo o el sanitario. Un trabajo multidisciplinar del que se extrajeron necesidades perentorias y pistas para abordar problemas acuciantes. Como la aldea gala de Asterix, la oposición, irreductible, no se sumaba, pero pedía una pócima mágica, en forma de competencias, para poder atajar el problema del botellón.
Querían competencias, y se les dieron competencias, pero no de la manera que habían soñado los alcaldes populares. La Ley de Convivencia y Ocio no es un instrumento prohibitivo, es una herramienta legislativa construida para prevenir conductas, actitudes y reforzar a la juventud frente al consumo abusivo de alcohol y otras drogas. Es una Ley que permite conciliar dos derechos: el derecho al descanso y el derecho al ocio. El Partido Popular únicamente contaba con satisfacer el derecho al descanso o dicho en román paladino, con contentar a los vecinos y seguir llenando así un vivero importante de votos.
No se ha entendido esta ley en las grandes ciudades, frente a todo lo que se realiza a nivel regional: Espacios para la Creación Joven, Factoría Joven, programas de Educación Vial, Circuito de Artistas Urbanos...
Sin embargo, participar en el proceso de elaboración de la Ley de Convivencia y Ocio fue algo necesario si se quiere dotar de sentido a la participación en la vida pública. La sociedad extremeña participó de un concierto coral y no pararon de llegar bises pidiendo otra, otra y otra canción. Algunos, sin embargo, no quisieron entrar en el concierto. Y aún hoy no quieren, ni siquiera, descargárselo del Emule y volver a verlo. Futuro mereció la pena. Sus resultados, cada vez más tangibles, también. Los jóvenes, especialmente los menores, se lo merecían. Seguimos trabajando
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