Obaba
Hace tiempo ya me leí Obabakoak, de Bernardo Atxaga, un libro que hasta la segunda vez que me lo empecé no vi toda la magia que tenía dentro. Para entender el libro o por lo menos lo que su autor ha querido con él creo que hay que ponerse en la piel de lo que Montxo Armendáriz tuvo que pergeñar para que la película que rodó con el nombre de este post tuviera un hilo conductor. Lo que Montxo hizo fue lo que hacemos todos cuando leemos un libro: pensar que estamos dentro del libro y vemos cómo se desarrolla la escena. Sin embargo, más allá de eso, nosotros seguimos siendo indirectamente espectadores, algo que con el recurso de una persona que se mete en la película se pierde y cobra hasta más importancia que las propias historias de Obaba.
Tampoco se recogen muchas, hay alguna que otra adaptación libre, alguna incursión muy lograda que logra meter a la estudiante de comunicación audiovisual tan dentro del papel que parece que proviene del libro... pero al final muchos de esos intentos se evaporan.
Faltan historias, otras andan descabezadas. Quizás también falta que le vuelva a dar una lectura a un libro complejo pero muy interesante, diferente a otros. De manera independiente, tanto el libro como la película son vendibles. Buscando relaciones, echas en falta mucho más en la película del espíritu de Obaba.
4 comentarios:
Pese al enorme talento de Armendariz, la magia de Obaba está en sus palabras. Y eso es muy dificil de trasladar a una pantalla.
Ayer Azcona le decía a Guardiola en EL PAIS que "escribir es ponerse. Que todas las palabras están en el ordenador. Tu lo abres y las vas sacando. Facilisimo."
Pero sólo unos poco privelegiado son capaces de escribir libros como Obaba o El hijo del acordeonista.
Se le nota a vuesa merced que no es lector avezado, cuando habla de la lectura lo hace con un pardillismo atroz; pero le respeto, le respeto.
Paco, yo vi -ya es casualidad- la película el viernes por la noche. Había leído el libro hace tiempo, claro. A mí la película de Armendáriz me gustó. Es fiel, dentro de lo posible, a cierto espíritu de "Obabakoak". Con todo, y esto es lo que importa, las novelas son antes que nada eso y las plículas, por muy fieles que quieran ser, otra cosa. Por eso veo tan pocas películas basadas en novelas que ya haya leído. Por eso no he visto, por ejemplo, "Soldados de Salamina. Abrazos.
NO se pierde VD. nada, señor Alvarito Valverde. Y hubiese ganado mucho sin leer ese "bessselleer" publicitario, y mala novela que tuve que leer por mi trabajo... Hoy cualquiera es escritor, si tiene editorial, agente y mucha, mucha caradura. Es mi opinión sensata y mesurada.
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