Objetivo Cero

Ayer terminé un libro más que me he leido con temática de terrorismo etarra. Entre viaje de ida y vuelta a Madrid, de donde vine con un libro de Adolfo Suárez y otro más de Murakami, amplié la historia de Luis Casares, el Objetivo Cero, el confidente al que se le rindieron honores de etarra en su muerte, prevista de antemano por aquello del cáncer. La Guardia Civil, tal fue el grado de colaboración con la benemérita, le envió una corona de flores, anónima, pero corona en ese mismo entierro. Convergieron en su despedida, por decirlo de alguna manera, el corazón de esa efervescencia de luchar por todo a toda costa -aquello de que el fin justifica los medios- frente a la cabeza de entender que como no vale todo hay que buscar la fórmula para, al menos, incomodar a los terroristas. Y lo consiguió, casi que sin saberlo (él no leía las informaciones que suministraba) al haber intervenido en la desarticulación del Comando Éibar, el Áraba y sobre todo la caída de la cúpula terrorista en Bidart en marzo del 92.

El libro, que realmente se lee en un rato, ha tenido cierta polémica por poner de manifiesto prácticas y hábitos policiales fundamentalmente que no deben darse a conocer. El conocimiento que el autor tiene del tema y las informaciones con las que "off the record" se haya hecho contribuyen al interés. Lo recomiendo, pero siempre dentro de varios otros libros de este pelaje (el de Rodríguez Galindo, la Pelota Vasca y el próximo que me leeré sobre la historia de ETA, de Antonio Elorza)

Ahora me he puesto con "El Profesor", que espero que me incentive, recicle y motive no en la docencia en sí tanto como en las habilidades educativas, que uno para eso es educador social, aunque no ejerza constantemente de ello.