Unicefs y solidarios de boquilla
No me ha gustado la actitud del Barcelona en la recepción ofrecida al club por Nelson Mandela. Un equipo que tiene como "patrocinador" a Unicef, con esa carga de simbología que conlleva, no puede permitirse el lujo de ningunear a una persona que ha sufrido tanto, que ha liderado tanto la lucha contra el racismo, que simboliza el fin del apartheid en Suráfrica como Nelson Mandela. Solo Thuram, Iniesta, Belleti, Gio y Oleguer (del que no me extraña por su gran compromiso social) acudieron como jugadores. Una barrera, aparentemente infranqueable de cincuenta kilómetros de distancia, fue el problema. Me parece una oportunidad perdida por personas que cuentan con todas esas oportunidades y que abrazándose hace unos días con Kobe Bryant ayer podían hacerlo con Nelson Mandela. Pero Nelson no vende discos ni se ha implantado silicona, ni Eto'o tenía ayer su rabieta para proclamarse adalid contra el racismo. Me parece que muchos futbolistas, como tituló hace tiempo el querido Fernándo Pérez en un artículo son académicos de argamasilla, listosquetodolosaben y que prefieren practicar el estilo Tom Cruise en el Bernabeu: enfundarse en medio de todos esos focos unas importantes gafas de sol y buscar una evasión ruinosa del mundo. Cuánto cambiaría la sociedad si esos ídolos de barro, a veces tan efímeros, fueran más comprometidos, si esos espejos donde uno se mira (hoy deportistas, mañana músicos, pasado héroes de las consolas...) apostarán por el civismo y por los valores.
2 comentarios:
Como diría Deff con Doss, poco pan y pésimo circo
hola paquito, tienes razón pero yo creo que no hay que exigir a los futbolistas lo que no hace la gente de a pie. Es cierto que ellos pueden ser un reflejo para mucha gente y tienen una especie de responsabilidad con sus acciones u omisiones en este caso, pero la solidaridad la tiene que salir a uno de dentro y no porque lo hagan sus idolos.
Lo de Oleger siento contradecirte pero defender que De Juana Chaos debería estar en su casa hace mucho es más bien un descompromiso social, como la de otros, rechazar sentencias judiciales.
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