Extremadura 24 horas I: Extremeño 24 horas

Hace unas semanas me pidieron colaborar en el portal Extremadura 24 horas Aquí va la primera de ellas

Extremeño 24 horas

Me piden, y acepto, colaborar en un portal de internet. Me piden, y acepto, hacerlo cada diez o quince días. Me piden, y acepto, que a cada texto que escriba le acompañe una fotografía. Utilizaré mezclas de espacios reales con recreaciones artificiales, siempre que sea posible. La fotografía que veis tiene muy poco menos de un año, y está hecha en Las Mestas, el último pueblo de las Hurdes antes de llegar a Castilla y León por Las Batuecas.

Uno de esos pueblos donde se forjó aquella leyenda de la Extremadura profunda, aquella región donde enviaban, casi como si fuera el destierro, o siéndolo, a personas por pensar diferente o casi por pensar (pienso por ejemplo en Nicolás Redondo o en Ramón Rubial)

Para mí Las Mestas de ahora son un símbolo de lo que hemos logrado para nuestra región tras veinticinco años de autonomía, y cómo hemos aprovechado la evolución y el progreso para hacernos cómplices y construir una región que manejamos y conocemos al dedillo y cuyo avance es incontestable.

En Las Mestas, por ejemplo, se ubicaba la sede de aquellas Misiones Pedagógicas de la II República, aquel sueño truncado por aquello de las dos Españas, pero que quería transformarnos a través de la educación popular, de la formación, del compromiso. Perdimos entonces en general generaciones enteras de intelectuales, décadas de avance que fueron vistas en blanco y negro. En Extremadura tocó fondo nuestra autoestima.

Hoy día vivimos nuestro presente en formato digital, y nada mejor que un texto en un portal como este, Extremadura 24 horas, para reivindicar nuestra condición de extremeños las 24 horas del día. Necesitamos esa sinergia constante de todos, seamos quienes seamos, vengamos de donde vengamos y querremos ir a donde queramos ir. Definirnos como extremeños es tener una concepción positiva, amable, cercana e intercambiable con los demás. Para que mis opiniones como extremeño sean asumidas por cualquiera, resida donde resida y piense como piense. Más allá de ideologías, de creencias, debemos contemplar la necesidad de garantizarnos unos puntos que residan permanentemente en un ideario de objetivos que debemos cumplir como sociedad
avanzada, moderna y que progresa.

Debemos, por tanto, reivindicar no solo nuestra condición de extremeños, sino de la ser permanentemente extremeños. Somos una región que en muchos aspectos ha tenido que hacer esfuerzos extraordinarios para adquirir servicios, lograr políticas o mejorar recursos que en otros territorios les costaba muy poco. Ahora contamos en buena medida con esos servicios y con esos recursos y hemos logrado a través de la acción política de nuestros representantes, en el gobierno o en la oposición, credibilidad para hacer propuestas, en el marco democrático que nos hacen avanzar y ser más felices.

Ya no queda nada, pues, de aquella Extremadura de Eugene Smith o de Ruth Matilda Anderson. Buñuel rodaría ahora en dolby surround, al estilo de lo que hizo Montxo Armendáriz en su Escenario Móvil. Pero de todo aquello quedamos las generaciones posteriores…no todas y no todos de todas, por aquel fenómeno de la emigración ligada a la supervivencia.

Las personas somos las que debemos construir, poco a poco, mucho a mucho, la región donde vivimos, la región de la que nos sentimos parte. Para ello no hay que dudar, sino mirar hacia delante, rehuir de los complejos y entender que todos, sea cual sea nuestro papel, somos necesarios y que nuestro maná deberá llegar con el esfuerzo y el compromiso constante, con la perseverancia y con el anhelo de querer para nosotros y para los que nos precederán todo aquello que no pudieron lograr quienes vinieron antes de nosotros y a quienes tanto les debemos.