Cáceres, baloncesto e implicación deportiva
Ayer ganó el Cáceres. Mucho se ha hablado en estos días del culebrón, asunto o tema Harper. Resumiendo mucho, para quien no lo sepa, ha sido apartado del club por un asunto grave relacionado con aquello de la mezcla de alcohol y tráfico que tanto debe cuidarse. Por este motivo esta semana ha sucedido algo que precisamente es lo que no quiere ni este ni ningún otro club: que las noticias, sean cuales sean, se ciñan a lo que suceda en la cancha. Pero creo que tan negativo ha sido el caso Harper como lo que se ha montado en torno a si jugaba o no Simien. El nuevo americano es un pedazo de jugador, aunque le noto que se relaja en exceso y quizás se fatiga excesivamente.
Pero volviendo a lo otro, al centro de mi post, creo que lo sucedido esta semana, por inesperado y peculiar, debe hacer cambiar de alguna manera la implicación de los jugadores con la ciudad y de los ciudadanos y de la ciudad con los propios jugadores. No habrá nunca deporte que arrastre más en Cáceres que el baloncesto y ello tiene sus muchos puntos positivos y algunos negativos.
Quizás lo que se echa más en falta es una vinculación de los jugadores en la vida social y cultural de la ciudad. ¡Cuánto aportaría, por ejemplo Simien, si no solo ejerciera, por ejemplo de jugador ocasional del San Antonio, sino que algún equipo de la cantera llevara su nombre y que acudiera a algún partido a verlos jugar! ¿A qué espera alguna librería o biblioteca de la ciudad a invitar a Lucio Angulo a alguna tertulia cultural? ¿Nos hemos preguntado y se han preguntado los mismos jugadores qué pueden aportar a Cáceres?
Más allá de disfrutar, cada uno como crea dentro de un orden, del ocio nocturno, debe procurarse, de manera recíproca una implicación ciudadana. En esto el club pone, y me consta, mucho esfuerzo y mucha imaginación, pero el turno debe ser ahora de los muchos patrocinadores que puedan existir.
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