martes, 17 de octubre de 2006

Pobreza

Hay varios tipos de pobreza, pero la más visible y palpable está pidiendo a gritos que nos rebelemos contra ella. Hace unos días departía con unos amigos sobre el tema.

Mis tesis estaban cerca de lo aprobado por la Plataforma conta la Pobreza, reivindicando puntos que muchas veces rozan, por utópicos, el idealismo, puesto que cuando determinadas cosas se dejan en manos de los estados, de las empresas que mueven el mundo, poco puede hacerse. Sin embargo, esas pocas manos son las que pueden dar un giro a situaciones tan injustas que se reducen a cosas tan simples como que reflexionemos que nadie elije dónde nace y que sin embargo por ello ya está, según los sitios, condenado a malvivir.

Otras tesis rayaban lo pragmático, pero desde la vulnerabilidad que da usar sólo herramientas a nuestro alcance prácticamente nada puede hacerse con carácter duradero. Únicamente remiendo tras remiendo que sobrevengan a actitudes de impotencia por nuestra mala cabeza o por nuestras ilusiones sin respuesta.

Pero hay otras actitudes frente a la pobreza. Dialogar, debatir o discutir sobre ella, desde luego que son inicios para quienes muchas otras veces no podemos hacer nada más que estar atentos a las decisiones del mundo que con tanto ahínco denuncian Sontag, Michael Moore, Anita Roddick, Naomi Klein, Galeano o Chomsky

Lo peor, que deriva en otra clase de pobreza, es la indolencia de no querer transformar nada, de estarse de brazos cruzados y de optar por la intolerancia. Eso da pobreza de mente, mala pobreza, y ésa tampoco es nada buena

3 comentarios:

Luis Salaya dijo...

Dialogar, debatir o discutir sobre la pobreza y sus soluciones, tiene más importancia de la que puede parecer, pues tenemos que ser conscientes de que no se aplicarán medidas serias contra la pobreza hasta que los ciudadanos de occidente no lo consideremos un problema de primer orden, un problema de los que se tienen en cuenta a la hora de votar a un partido o a otro y a la hora de hacer balance sobre lo que ha conseguido o al menos intentado un gobierno.

Buen articulo. Un saludo.

Susana Martín Gijón dijo...

por eso hay que seguir presionando a los partidos en el gobierno, apoyarles en su lucha contra la pobreza cuando sea el caso, pero también exigirles que vayan a más, y que no se dejen imponer políticas por las empresas poderosas. porque, al fin y al cabo, quien les vota es el pueblo, y no esas empresas. así que no dejemos de creer que nosotros tenemos el poder, porque aunque parezca que podemos hacer poco, lo tenemos.
seguid discutiendo, debatiendo y gritando lo que os importa, estáis haciendo un mundo mejor.
saludos a los dos.

José María JURADO dijo...

"y que no se dejen imponer políticas por las empresas poderosas."

¿y qué es el Estado sino la más poderosa de las empresas? La de las OPAS y los Estatutos asimétrico, la que se lleva el 50% de la renta de quieenes pueden crear trabajo para los pobres y de paso el 25% de la renta de los pobres.

Menos mal que está la Iglesia Católica que, en lugar de discutir, da la vida en el tercer mundo y la comida en los centros sociales...

La empresa estado los abandona en ocasiones allá por el Sahara, nuestar muntinacional a cambio de unos pagarés en Gambia nos va a ahorrar el problema de los cayucos, pura transacción, comercio humano.