domingo, 4 de marzo de 2007

Gorda



No es ningún improperio a nadie, sino que es la última obra de teatro que he visto. En Madrid, desde donde escribo esto, por cierto, fui ayer al Teatro Alkazar. Me quedo con el sabor dulce-agrio de un texto que nos deja a nosotros la solución de lo que se nos puede plantear en lo cotidiano, cuando normalmente suele ser al contrario: el texto nos ofrece la solución y nosotros incluso ni lo interiorizamos y lo vemos casi como ficción. Problemas de hoy día puestos en escena por actores de sobra conocidos. Me quedo, sin duda, con la interpretación de Iñaki Miramón. Absolutamente demoledora. Recomiendo verla, por lo actual, aunque tampoco es uno de esos textos imprescindibles. Por cierto, la escenografía y los cambios de situación están logrados con buena agilidad.

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