Nuevas Paradojas (II)
En el marco de esta palabra caben muchos pensamientos y muchas contradicciones, tantas como la amplitud de su significado. Resulta que contra Cavallo la fiscalía de Audiencia Nacional ha dictado una petición de 17.000 años de cárcel. Antes fue Pinochet, se rumoreó, muy levemente algo sobre Castro e incluso contra responsables chinos también se han estimado competentes, por no seguir nombrando algunos otros autores de "lindezas" y genociditos sin importancia.
Sin embargo esta democracia nuestra, por las urgencias de los momentos, la enorme capacidad de olvido y de perdón y por la imperiosa necesidad de superar 40 años de dictadura, parece tener el mismo síndrome que el de los aficionados de cualquier deporte, según sean entrenadores foráneos o de la casa. Esta reflexión, que mi amigo Piti utiliza esta semana en el Gigantes, tiene cierta relación con nuestras contradicciones para con las dictaduras, los dictadores, los genocidas y los símbolos anticonstitucionales.
Así, si al que se juzga es a Pinochet o a Cavallo nadie, difícilmente, levantará la voz y pondrá en duda la decisión del juez de turno. Es más, se valorará, casi con ecuánime unanimidad, su arriesgada maniobra y sus arrestos y agallas. Sin embargo, si el juez de turno intenta (por poner un caso) buscar elementos de juicio en relación con la dictadura franquista, enseguida algunos ponen el grito en el cielo. O si se eliminan símbolos usando el calificativo de anticonstitucionales (no ya dictatoriales o franquistas) otros, y posiblemente los mismos, continuarán levantando, con hipícrita rubor, la voz.
Pero vamos, la paradoja seguirá, al menos, mientras el principal partido de la oposición tenga, como presidente fundador, a un ministro de una dictadura que además firmaba y/o consentía penas de muerte.
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