Suerte
Ahora que el 22 de diciembre ya es, al menos, fecha de año pasado se puede reflexionar sobre la frivolidad de la suerte. Es ése el día en el que prácticamente todas las cadenas de radio y televisión coinciden en su cobertura informativa y dejan de lado sus tendencias ideológicas para tentar a la suerte. No recuerdo que nunca haya sido agraciado con el premio uno de los presentadores, pero seguro que esa posibilidad entra dentro de los cálculos telesivos de los prestidigitadores del share que, en una mañana que al final se convierte en monótona excepto para los agraciados de verdad, están deseando buscar exclusivas de ese tipo.
Pero si ese día se concitan todas las atenciones, semanalmente muchos, de aquí, de allá y de acullá tentamos a la suerte para dar un golpe de timón. Soy de los que piensan que la suerte hay que buscarla y hay que trabajársela, porque las consecuencias de los golpes de suerte inesperados son inciertas y probablemente la caída al final es mayor que la meteórica euforia.
Por eso el dicho de que nos ha tocado salud, oído hasta la saciedad los 22delXII, debería ser un revulsivo para el trabajo y el cultivo de las inquietudes de cada uno, un canto a la austeridad y a la convivencia.
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