Presión ciudadana
La presión ciudadana es legítima, vaya por delante. Aunque presión ciudadana no es lo mismo que participación ciudadana, también debe constar. Intereses particulares frente a intereses colectivos, otro elemento a tener en cuenta. Todo eso mezclado, sin hielo, y sin el aderezo, para que no me tilden de sectario, del componente partidista que suele existir en ocasiones en muchos de esos cócteles.
Es fácil crear alarma con esas plataformas en temas recurrentes. En ocasiones, sin embargo, tienen razón y ayudan, y ejemplos recientes hay en la ciudad, para hacer cambiar la opinión. Lo que no puede ser es que la presión ciudadana marque el devenir de lo cotidiano.
Tenemos muchos déficits como sociedad. Se nos llena la boca cuando hablamos de madurez democrática y en ocasiones deberíamos sustituir madurez por conformismo. Existe carencia de pedagogía. También hay no poca falta de rigor cuando se plantean ciertas propuestas. No tenemos constancia para participar en las decisiones de manera continua. Desechamos asociarnos, sea con métodos tradicionales, sea a través de redes sociales que proliferan. Existe una imagen pésima de la política y está claro que muchas noticias e imágenes no ayudan, pero es fundamental para la transformación de la sociedad.
Con todos esos mimbres, hay que enfrentarse desde la participación ciudadana antes que desde la presión puntual.
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