Libros emparejados
No suelo dejar en mi estanterías libros sueltos. Un libro de un autor, sea el que sea, llama irremisiblemente a otro libro de ese mismo autor. Podía decir muchas personas con las que me ha sucedido esto, pero curiosamente pienso en aquellos autores que carecen de compañeros de baldas. Pienso en Jesús Ferrero, guionista que ha sido de Almodóvar, o en Muriel Barbery, o en Vassily Grossman, o en Salman Rushdie, o en Eugenia Rico. Pero realmente no hay muchos más. Suelen estar emparejados, como si se necesitaran, como si un libro no fuera suficiente como para saber algo de su autor. Como si un libro solo dejara incompleta esa biografía oculta que el escritor solo evoca en sus creaciones. Como si la madera de las estanterías se sintieran huérfanas por no cabalgar conjuntamente a lomos del mismo nombre en distintos lomos.
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