domingo, 7 de enero de 2007

Mercancía electoral: carta a los jóvenes de mi ciudad

Atención, nuevos votantes, niños, menores de treinta años, personas desencantadas con su alcalde, botelloneros de pro, recién emancipados... Andad con cuidado. Peligro. Danger. Pericolo. Perigo. Viene el más difícil todavía, el funambulismo circense en términos políticos. Llega que cada cual, desde su papel, os dé un cheque en blanco. Desde siempre fuimos un sector tradicionalmente pasota con quien nadie contaba. Sin embargo, como un profesor de la Universidad me decía hace unos días, hay que andarse con cuidado en lo que a jóvenes se refiere después del zapatazo de las elecciones de 2004.

Y pronto empezamos. Todos se apuntan al carro de los jóvenes. Lógicamente, yo no puedo ser imparcial. Conocida es mi militancia en un partido político y en su asociación juvenil. Así que supongo que sorprenderá el tono de este artículo porque puede parecer hipócrita. Sin embargo, el aval, y a las hemerotecas y webs varias me remito, uno está lleno de moral y de legitimidad para poder pedirle a los jóvenes que en 2.007 más que nunca no se puede mercadear con nosotros. Desde hace mucho andamos en la reivindicación, justa y sincera, de que los jóvenes tengamos derechos y que seamos iguales que cualquier otro sector en una ciudad que ya casi nadie reconoce más que en sus piedras, bonito parque arqueológico donde los haya, si es que 2016 no lo remedia. Otros, sean o no jóvenes, no pueden decir lo mismo.

Unos, los que gobiernan, porque llevarán en 2.007, doce años en sus sillones, con su medalla de concejales al cuello y, holgazanes ellos, sin pensar en qué pasa con los jóvenes de esta ciudad, estemos o no empadronados en ella. Da la sensación que el espíritu de la mujer de Lot les aterra, pues no miran para atrás, para buscar las diferencias, y para ver cuánto nos han hipotecado desde 1995. Planes sibilinamente orquestados para eliminarnos de las calles y de las plazas, propuestas nulas y huecas que cansan cada vez más. Yo les animaría a que hasta las elecciones, nuestros actuales gobernantes, no hagan nada por la juventud. Serán, al menos, consecuentes con la trayectoria que han seguido en estos doce años. Alguno que otro, no obstante, se empeña en seguir usando de manera partidista las instituciones. De verdad, ya no les queda ninguna posibilidad con nosotros. Les hemos calado. Nuestro alcalde no tira y queremos ver otra manera de gobernar la ciudad, que no sea un futuro sólo asociado a una hipotética ampliación de horarios, y que no pretenda nadie presentar Plan de Juventud alguno, copiando idea de otros, a apenas dos meses a las elecciones. ¡Menuda carta a los Reyes Magos! Atentos, pues, a quienes ya tienen mucho vicio con el poder en la ciudad. Intentarán comprarnos de cualquier manera.

Hay otros en esta ciudad. Los utópicos, los idealistas, los que parece que nada tienen que perder y que mucho arriesgan. Aquellos que representan a la izquierda fina y que muchas veces ni están ni se les espera. También te harán propuestas. Algunas podrán ser generosamente atractivas. En la práctica hay que ser consciente de que se suelen prometer para no cumplirlas, porque saben que nunca gobernarán.

Hay alguno que va por libre. Son los más complicados de conocer. Aquello de creerse independiente siempre fue una postura muy cómoda. Suelen ser los que agazapados cogen de un lado y de otro para presentarnos el brebaje que estamos esperando. Suelen tener varias opiniones a la vez, y también mala memoria. Si no, tiremos del histórico y busquemos quién prometía, adscrito a las siglas de los del sillón de antes, un centro de ocio para 2.004. Nos llevaremos alguna sorpresa.

Luego estamos los que quedamos. A los que representamos. Perdonad la arrogancia, pero justificamos el atrevimiento por nuestra constancia, por haber estado estos cuatro años al pie del cañón. Pidiendo una ciudad moderna y adaptada a nosotros. Con un pleno infantil, una página web municipal que emita opiniones de todos, con un ferial acondicionado de verdad, tanto en invierno como en verano, con un Plan de Juventud diseñado por los jóvenes y que huya de electoralismos, un proyecto de capitalidad en el que tengamos mucho que decir, una ciudad que recupere la calle como sitio de encuentro, de convivencia y de actividades culturales... Una ciudad joven, y no la suerte de ciudad angosta y triste que nos ha tocado como herencia.

Dentro de unos meses nos tocará votar, y entre medias nos tocará ver, escuchar y leer muchos cheques en blanco. No te asuste mirar atrás, y ver todo lo que hemos propuesto hasta ahora algunos y cómo otros empiezan ahora, en una contrarreloj. Nosotros no haremos nuevas propuestas que ya nadie se creerá, salvo las nuevas que hagan jóvenes de la calle. Recuperaremos las que ya hicimos durante estos últimos años, para refrescar la memoria, y pediremos participación a todos para diseñar un programa electoral de juventud que nos identifique. Perdonad, finalmente, si los jóvenes socialistas entramos al trapo en estos meses que quedan, de dialéctica y de confrontación. Somos los primeros que no nos gusta, pero por Cáceres y por nuestros jóvenes nos seguiremos partiendo la cara. Sabemos que contamos con vuestra confianza para empezar a cambiar la ciudad en mayo de 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de concretar como que no se te da muy bien. Deberías haber titulado: "Mercancía electoral: carta VACÍA a los jóvenes de mi ciudad".

Al leer tu carta lo primero que saco en conclusión es que tú mismo haces lo que dices que van a hacer los otros: Prometer un cheque en blanco. Se te ven ciertos dejes Guerristas: ¡¡Cuidado, tened miedo, que viene la derecha!!

Ya que hablas de fechas, de promesas no cumplidas, de estancamiento evolutivo de ofertas para jóvenes (no sólo me refiero al ocio y tiempo libre, los jóvenes no sólo vivimos de eso), en las que tengo que decir que estoy totalmente de acuerdo contigo. Ya que haces todo eso, podías haber especificado un poco más las pocas propuestas que dejas entrever en tu carta, concretar las fechas, definir los problemas y proponer soluciones.

Una carta con todo lo que te demando sí que sería una buena "Mercancía electoral: carta a los jóvenes de mi ciudad". Lo contrario es hacer, simple y llanamente, lo que dices que harán los otros.

Si al final va a resultar que todos son el mismo perro pero con distinto collar...

Un abrazo, amigo.