sábado, 6 de diciembre de 2008

30 años de Constitución Española



Solo cinco presidentes autonómicos asistirán hoy al acto de celebración en el Congreso del 30 aniversario de la Constitución. Este detalle puede evidenciar lo que fue y lo que es que hoy día tengamos a un estado y las posibilidades que nos ofrece sentirnos, ser y parecer más o menos españoles según el momento, la celebración y la oportunidad de demostrarlo.

Porque resulta cuanto menos sorprendente celebrar tres décadas de marco constitucional con menos de una tercera parte de los responsables de lo que puede ser uno de nuestros hechos diferenciadores: las autonomías. Cambiando las claves de lo que quiero decir, podría entenderse como un triunfo, como un hito en nuestra descentralización.

Pero hemos pasado a celebrar los cumpleaños todos juntos a hacerlo cada uno en nuestra casa con nuestros hijos y no con nuestros hermanos o con nuestros padres. Y eso es pasar del apego al desapego, si utilizamos un simil de la psicología evolutiva.

Puestos a hacer un análisis, seguramente irreal, pero espero que no muy irracional sobre los asistentes, podemos pensar por qué asiste cada uno, o qué le mueve a cada uno a asistir.

A las dos Castillas, la Nueva y la Vieja, raíces de nuestro país, cuna de reyes y de historia, puede unirles ese sentimiento no ya de ir a ver al padre sino al abuelo, a escuchar historias de su propia historia. Las otras tres son Murcia, Cataluña y Extremadura.

La primera está, ahora mismo, necesitada de España. Está llamando a la puerta, insistentemente, a cuenta del agua. Cómo nos acordamos de llamar a la puerta entonces cuando nos hace falta.

La segunda puede ser el hijo pródigo, pero con matices. Porque todo el mundo sabe que puede llegar a ser un hijo faltón y que, aunque no sea así, el resto de hermanos pueda sentir que por momentos acosa a su padre. Mobbing o bullying, como queramos.

La tercera va sin presiones. Porque ni debe especialmente nada ni exige más allá de lo exigible. Es una comunidad agradecida porque se le ha tratado de igual a igual desde 1978, pero ni más ni menos privilegiada del resto. Quizá por eso asiste sin presiones.

El resto de hermanos celebran la fiesta por su cuenta. Unos, inugurando banderas; otros, sin poder ver las banderas; los de allí, quisieron buscar réditos mediáticos y partidistas antes, los de allá ni saben ni contestan. El problema de estos hermanos es la diversidad de soniquetes que hoy se escucharán, por mucho que nos mueva y les mueva la misma música, algo que no se pone en duda. Pero las sensibilidades que a cada uno le representa la palabra y el concepto de España pueden ser diferentes pudiendo ser las mismas un día como hoy.

Dentro de un año, todos los hermanos deberían juntarse a una mesa y ver si hay que afeitar al padre, ponerle mechas o unas rastas. Pero hay que colaborar o cooperar. De lo contrario, ninguno tendrá fuerza moral para que en las celebraciones particulares, los hijos empiecen a renegar de su padre. Y esto, de nuevo, se convertirá en aquella España donde cada uno pescaba en el río revuelto del vecino.

Y ya lo dice nuestro himno, el extremeño, "el aire limpio, las aguas puras". Eso debe ser, para todos y para todo, España

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y luego están las rubias de clase perdedora que se llenan la boca con la palabra CONSTITUCIÓN para atacar a los nacionalistas, y sin embargo, hoy estan con ellos y contra todos.
En fin...
Un saludo:
Iñaki