lunes, 22 de diciembre de 2008

El Comisario Rojo, de Jaroslav Hasek



Es ese libro que llevas viendo desde siempre en tu casa, y que además te llama la atención porque tiene una portada colorida e incluso por dentro alguna que otra ilustración, de Josef Lada, según he conocido con la lectura del libro. Es ese libro que un buen día te decides a leer impulsado por vete a saber qué motivo y del que no te arrepientes, porque te abre un nuevo espacio para la literatura. Para empezar, porque tras la lectura de este libro, a uno le han entrado ganas de seguir con las aventuras del buen soldado Svejk.

Y tengo que decir que me he divertido. Creo que en este blog he comentado alguna vez que no suelo acostumbrar a leer literatura con excesiva carga de humor, a lo que añado que tampoco suelo escoger relatos excesivamente cortos. El libro del Comisario Rojo es una suma de los dos: de humor y de relatos y además, añado yo, es en cierta medida (auto)biográfico.

Es un volumen completo, de peripecias singulares, que incluso se prestan a ser representadas a modo de entremeses. Peripecias en farmacias, en un partido político, en el frente y casi que en plena guerra.

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