La buena acción
Hace unos días mantuvimos una reunión con los grupos scouts de Cáceres. Es fundamental, teniendo los pies en el suelo, que haya una relación directa con esta asociación que aglutina a tanta gente y que hace un bien tan positivo en la ciudad. Tengo buenos amigos scouts e incluso en las paredes de mi salón destaca una pañoleta que me dieron hace ya un año con motivo de la celebración de un Festival én Cáceres que nos hizo reflexionar y pensar sobre los objetivos del milenio. Creo que el trabajo con la infancia que practican es fundamental y la educación en valores más todavía. Se podrá estar más o menos de acuerdo con su metodología, con la jerarquía y con el asunto del uniforme, pero en este caso el fin justifica o excusa los medios.
En esa reunión nos entregaron una chapa, muy parecida a aquellas que se llevaban colgada del cuello si eras alérgico. Es la chapa de la buena acción que nos contaron que se suele mete en el bolsillo derecho al inicio del día y que cuando se hace una buena acción se pasa al izquierdo. Yo la he adaptado de manera personal. Me la meto todas las mañanas en el bolsillo derecho y ya por la noche la paso al bolsillo izquierdo.
Hace un tiempo, nada más ser elegido, nuestro candidato a la Presidencia de la Junta hablaba de que la política le había hecho mejor persona. Yo suscribo punto por punto esas palabras. Creo que si asumimos, en política o en cualquier colectivo social, una responsabilidad pública es para estar permanentemente preocupados y ocupados por lo que hayamos elegido: sean jóvenes, animales, árboles, mujeres, una ciudad, un barrio o el salmón asiático.
Por eso creo que si voluntariamente asumimos esto debemos estar preocupados por mejorar todo lo que nos rodea. La chapa de la buena acción me obliga ahora, día a día, a saber que hay que seguir mejorando. Por las noches, cuando me la paso de bolsillo, suelo hacerlo bastante satisfecho.
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