viernes, 15 de septiembre de 2006

Ba-lon-ces-to

Todavía tenemos en la retina las palabras de Pepu Hernández deletreando el deporte que hoy por hoy debe ser el deporte rey (el negocio rey creo que antes era un deporte y ahora es un mercado de imagen, fichajes mareantes y de vez en cuando algún gol, salvo honrosas excepciones) Su intención era, a una hinchada de nivel medio/avanzado, incidir en una idea fuerza fundamental: estamos frente a un deporte que hay que cuidar.

Sin embargo, a un nivel básico, deletrear una palabra o pronunciarla pausadamente, el objetivo es intentar que ésta se retenga primero y pase después a ser interiorizada como elemento de un diccionario deportivo de andar por casa. Creo que es lo que necesita Cáceres actualmente. Empezar casi de cero y volver a coger impulso es objetivo fundamental desde hace años. Ésa es la intención también de los responsables municipales xxx años después, por lo que se deduce de lo dicho hoy.

el concejal responsable de la política deportiva ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que asistan a los encuentro de este torneo, al mismo tiempo que ha pedido el apoyo a los empresarios extremeños y cacereños para que colaboren con los equipos y el deporte de élite en la ciudad.

Tras estas palabras invitaría, al concejal de mi ciudad primero y a todo el mundo después, a que se dieran una vuelta por el videoblog de mi amigo Piti (enlazable desde la sección otros blogs) y que vieran aquella jugada del 92 en la Ciudad Deportiva. Después de verlo, hay dos motivos por los que se nos puede poner la carne de gallina: por la emoción de haber conseguido un objetivo común aquel día y por la pena de que ese objetivo común ya está en el diccionario dentro de las acepciones de utopía.

En el 2.007 se cumplen 15 años de aquello. Sería una fecha idónea para replantearnos muchas cosas. Ahora bien, ¿hay alguien que esté dispuesto a hacerlo sin réditos de ninguna clase y con verdadera ilusión en esta ciudad? Lanzado queda el guante, de momento siempre me quedará ver de vez en cuando aquella canasta del 92.

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