viernes, 28 de noviembre de 2008

20N + 10N = Extremadura



El domingo, se encuentre cada uno donde se encuentre, vibraremos con el verde, con el rojo, con el blanco, con el amarillo y con el negro. Vibraremos y nos sentiremos, si cabe, más extremeños y más españoles, sin necesidad de ostentar por otra parte, quien quiera que lo haga, por supuesto, con colores o con enseñas nuestra condición. Lo haremos en Mérida, pero también en nuestras casas, en nuestros móviles, en nuestros correos electrónicos, en nuestros lugares y centros de trabajo. Haber llegado hasta aquí ha sido un logro de todos y cada uno de nosotros. Desde el niño que un domingo quiere ir a un columpio hasta el mayor que juega su partida de dominó en cualquier pueblo extremeño. Desde la mujer que se siente igual que cualquier hombre y opta a ocupar cualquier puesto de trabajo hasta el hombre convencido de que la conciliación y compartir tareas en el hogar es el mejor de los caminos. Desde el que ve Extremadura desde la distancia y siempre con nostalgia hasta el que ha llegado a nuestra región hospitalaria porque ha encontrado en ella trabajo, cobijo, humildad y convivencia. Desde el reconocido extremeño que podemos ver en campaña publicitarias o que obtiene galardones o reconocimientos, hasta el abnegado anónimo paisano que considera que sin nombres y apellidos es fundamental aportar progreso y riqueza a nuestra región. Todo esto, y mucho más, es Extremadura.

Ante todo, como concepto, somos una región más dentro de un Estado de las Autonomías, del que nos sentimos orgullosos de pertenecer y al que hemos contribuido en su fortalecimiento desde la lealtad, el trabajo y desde la recompensa, española y europea, que ha permitido equiparar en servicios y en bienestar a nuestra región con cualquiera otra de España. Nadie duda, y a quien puede tenerla se le disipan con solo visitarnos, de nuestras carreteras, que vertebran la región, sean construcciones regionales o nacionales, sean autovías o vías convencionales. Tampoco es baladí el esfuerzo en la implementación de la educación y las tecnologías en todo tipo de campos. Es ambiciosa la apuesta por las habitaciones individuales en los hospitales públicos. Es ejemplar el programa de viviendas de 60.000 euros o los planes de vivienda anteriores. Resulta envidiable nuestra red de bibliotecas y de equipamientos culturales y deportivos, y la extensión y democratización tanto de la práctica cultural como del ejercicio físico a todas los estratos de edad. Es necesaria, además, la labor de la oposición regional. Como no es menos lícita, por otra parte, nuestras aspiraciones para lograr la capitalidad europea en 2016 o ser subsede olímpica. Todo esto, y mucho más es Extremadura.

Partíamos de donde partíamos, y estamos donde estamos. El cambio ha sido evidente, palpable, espectacular y tan radical que es difícil de explicar. Solo con un estado fuerte detrás, con unas ayudas europeas bien empleadas y con la responsabilidad del pueblo extremeño hemos podido lograrlo. Porque también nos sentimos Europa, pero eso merece muchas otras reflexiones. Partíamos de ser un escenario vergonzante para el cine y para la caza, de ser refugio y cuna de emperadores y conquistadores, querer hacernos un pulmón a costa de querer que solo viviéramos del aire. De eso, afortunadamente, ya no hay nada, porque Extremadura es mucho más.

El domingo se evidenciará el cambio experimentado en algo tan inocente aparentemente pero a la vez tan simbólico como la música. Porque las actuaciones previstas son las de Luis Pastor, Acetre y El Desván del Duende.

El primero, esencial en la contribución de la canción protesta cuando todos queríamos libertad, es, como el dice, en su canción “Soy”, un extremeño en Madrid, uno de los muchos que tuvieron que irse para ver reconocido su talento. Los segundos, Acetre, ejemplo no solo de un grupo que ha triunfado en Extremadura, sino de la recuperación de las raíces y de las tradiciones, desde la modernidad y mirando de reojo a Portugal, nuestra más clara apuesta estratégica de futuro. Los terceros, los amigos de El Desván del Duende, consecuencia de la juventud que hemos querido, mezcla de lugares extremeños y de extremeños sin nacencia pero que se sienten plenamente de aquí, que cantan por igual a nuestras capitales de provincia, porque ya pasó aquello de los localismos. Todo esto, y mucho más, es Extremadura.

Porque Extremadura para explicarlo no necesita más que esa misma palabra. Ni personas, ni ciudades ni pueblos ni comarcas han sido nombradas. Todos somos uno. Y, ya lo decía Dumas, poniéndolo en boca de sus personajes más conocidos, todos para uno, y uno para todos. Porque todos, sin excepción, somos Extremadura. Feliz 30N

2 comentarios:

Juventudes Socialistas Kasareñas dijo...

Bonita iniciativa, esperemos que la gente responda.

Algunos lo viviremos desde la distancia, por imposibilidad total de estar en Extremadura este fin de semana.

Si sobra tiempo, tenemos una propuesta para el fin de semana.

http://jskasar.blogspot.com/2008/11/interesante-propuesta-de-fin-de-semana.html

Espero que guste

Un saludo
J. Béjar
Secr. Gral. JSK

Anónimo dijo...

Se me caen las lágrimas de la emoción.