jueves, 23 de marzo de 2006

Pavía = Saponi


No seré yo quien comparé a Saponi con Pavía de la misma forma que hizo F. González con Anguita y Aznar. No hay que necesidad de ese resbalón dentro de la dialéctica política. Por los hechos los conoceréis, decían. Y evidenemente, incluso en Cáceres, esta ciudad en la que parece desde hace años que los problemas se cicatrizan, los cacereños no se movilizan y nadie quiere transformar apenas nada, hay un afán desmedido por tratarnos como delincuentes, como vagos, como animales y como borrachos. En este tiempo, uno de los titulares más significados que ha dado Saponi a los medios informativos en relación con el tema del ocio nocturno fue algo así como "No entraré en la Plaza como Pavía entró en las Cortes". Sucedio hace años, cuando en los más bajos instintos del PP ya se estaba cocinando echar a los jóvenes del Ferial, cuando suprimían el botellón de la zona del Foro de los Balbos y los fines de semana eran ajenos a polémicas urbanísticas sobre la construcción del Parking en la Plaza Mayor. Aquel parking (¿dónde estaban las tan activas plataformas de hoy día?) dio paso a una "provisional" bandejina (tampoco surgió ninguna plataforma) y Saponi conseguía al fin su objetivo, tras pasar, como es de sobra conocida por los juzgados al más puro estilo Equipo A porque se trataba, decía, de un delito que no había cometido.

Saltando años adelante, llegamos a día de hoy a la ciudad feliz para lo que interesa, dormida para casi todos y excesivamente volcada a las tradiciones sin generar casi nuevas propuestas. Esta noche estamos convocados los jóvenes a un macrobotellón. También nos hemos metido en la dinámica del pásalo y demás a través de internet (¿no era aquella palabra patrimonio socialista en lenguaje zaplebes?). Total, que nos retan a emular a Granada, a Sevilla... Ya hablé de que todo aquello me recordaba a una especie de Olimpiadas de la Primavera, luego, aunque pasadas por agua, no viene a cuento repetirme.

Sí que quiero volver sobre Pavía y su alter ego Saponi. Hoy justamente en prensa anunciaba que no iba a existir represión en la Plaza Mayor. A las doce del mediodía ya aguardaban más de quince policías locales cual guardianes de la bandejina.

Lo gracioso es que, suceda lo que suceda, la culpa nunca será suya. Mientras tanto, ya vamos para más de 10 años de Saponato, o cómo interferir en los jóvenes igual que Pavía entró en las Cortes.

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